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  • Laura Meléndez

Un genio de la música se fue un día como hoy, hace 197 años: Beethoven

Los amantes de la música que se ha conservado a lo largo del tiempo, recuerdan que fue el 26 de marzo de 1827 falleció Ludwig Van Beethoven, uno de los compositores más importantes de la historia de la música.

 

De su vida se ha escrito muchísimo: hoy nos referiremos en estas líneas a su muerte…

 

Beethoven era un hombre físicamente fuerte, pero no cuidó su salud y padeció constantes enfermedades que fueron agravándose con el paso del tiempo.

 

Tras los usuales problemas intestinales que sufrió desde joven en 1815 tuvo disfunciones hepáticas por beber compulsivamente; vivía casi aislado por la sordera y se relacionó con amigos a través de sus “cuadernos de conversación” como medio de comunicación.

 

En su última década de vida padeció bronquitis, enfermedades en piel y ojos y un cuadro pulmonar e intestinal muy complejo, pero se recuperó para escribir la “Décima Sinfonía”. El 1 de diciembre de 1826, cuando Beethoven volvía con su sobrino Karl a Viena, le dió pulmonía, y tras una breve mejoría, se le presentó otra ictericia como consecuencia de la cirrosis, así como una acumulación de líquidos que le había hinchado el vientre al punto que le practicaron 4 punciones que le aliviarían muy pocos días.

 

Karl ingresó en el ejército, en enero de 1827 y Beethoven redactó su testamento, en el dejó a Karl como su único heredero, pero 2 meses después añadió que su propiedad pasaría a manos de sus herederos naturales o testamentarios, incluida su cuñada Johanna.

 

Casi en la miseria pese a tener una gran fortuna en acciones financieras, escribió a sus amigos en Londres para pedir dinero y la respuesta llegó de inmediato junto con 100 libras esterlinas prestadas incondicionalmente. Cuando se difundió en Viena el estado terminal de Beethoven, sus antiguos amigos acudieron a su hogar para expresarle sus deseos de pronta recuperación, aunque en realidad se despedían del compositor. A pesar de los cuidados de su médico, la salud del músico empeoró; el 20 de marzo escribió: “Estoy seguro de que me iré muy pronto”.

 

El 23 de marzo su doctor le escribió a Beethoven y le dijo que tenía un mal desconocido sin cura. Estudios posteriores, le detectaron cirrosis hepática combinada con intoxicación por plomo. Al leer la carta, ordenó traer a un cura que lo confesó. Al día siguiente, cuentan testigos que le llegaron unas botellas de vino encargadas un mes antes y que exclamó al verlas que ya era demasiado tarde. Fue lo último que pronunció antes de entrar en coma.

 

Cuenta Anselm Hüttenbrenner, admirador suyo y única persona presente en el momento de la muerte, que la tarde del 26 de marzo de 1827 cayó en Viena una tormenta de nieve y granizo. Un relámpago iluminó la habitación, y repentinamente, Beethoven abrió los ojos, levantó la mano derecha con el puño cerrado, aspecto feroz y amenazante, fijó por segundos su mirada en lo alto, y cuando su mano cayó sobre el lecho, su corazón dejó de latir.

 

Momentos después, Johanna cortó un mechón de pelo del genio, como recuerdo de la última hora de Beethoven

 

El entierro del 29 de marzo, fue multitudinario y se celebró en la Iglesia Santa Trinidad, a 2 calles del domicilio de Beethoven, y en él que se interpretó el Réquiem en re menor de Mozart ante más de diez mil personas, según los distintos cálculos. Entre los asistentes estaba Franz Schubert, uno de los 36 hombres que rodearon el ataúd con antorchas.

 

Ludwig Van Beethoven, es considerado uno de los compositores más importantes de la historia de la música y su legado ha influido en la evolución posterior de este arte. Por algo se le llama a este tipo de arte, la música clásica.

 

Ese legado abarca 32 sonatas para piano, numerosas obras de cámara, conciertos para piano, para violín y triple, música sacra en 2 misas y un oratorio, música incidental  y orquestal, así como 9 sinfonías.

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