Luego del letal ataque a la prisión en Elenovka, en Donetsk, en donde perecieron al menos 50 personas y otras 130 resultaron lesionadas, tanto Rusia como Ucrania han pedido una investigación, y se acusan mutuamente del desastre.
Al interior del penal se encontraban recluidos prisioneros de guerra ucranianos, incluidos militares que combatieron en hace unas semanas en la planta de Azov, en la ciudad de Mariúpol.
Por un lado, autoridades ucranianas solicitaron tanto a Cruz Roja y a la ONU comprobar el estado que guardan de sus soldados detenidos por las fuerzas rusas.
Cruz Roja habría hecho ya una solicitud para visitar el lugar afectado, sin haber recibido todavía la autorización de los rusos.
El funcionario ucraniano de derechos humanos Dmytro Lubinetsk dijo en la televisión nacional que solicitó la intervención de los organismos internacionales para que fueran al penal de Elenovka, mientras que el presidente Volodimir Zelensky aseguró que el acuerdo de rendición de combatientes de Azov, negociado por la ONU y el Comité Internacional de la Cruz Roja, incluía garantías de seguridad.
La Secretaría General de Naciones Unidas ofreció investigar el bombardeo, y el portavoz adjunto, Farhan Haq, expreso en un comunicado, que "con respecto a la tragedia en la prisión de Elenovka, estamos listos para enviar un grupo de expertos capaces de realizar una investigación que requiera el consentimiento de las partes".
A su vez, Rusia anunció que ha invitado oficialmente a expertos independientes de la ONU y de la Cruz Roja a investigar el bombardeo al centro de detención preventiva de Yelénovka donde murió un número importante de prisioneros de guerra ucranianos.
El Ministerio de Defensa ruso dijo que, "en aras de llevar a cabo una investigación objetiva del ataque al centro de detención de Yelénovka, que provocó la muerte de muchos prisioneros de guerra ucranianos, la Federación Rusa ha invitado oficialmente a expertos de la ONU y del Comité Internacional de la Cruz Roja".
