La sordera es la dificultad o la imposibilidad de usar el sentido del oído debido a una pérdida de la capacidad auditiva parcial, enfermedad denominada “hipoacusia”, o total, a lo que se le puede llamar “cofosis”, así como unilateral o bilateral. Así, una persona sorda será incapaz o tendrá problemas para escuchar.
Sus causas pueden ir desde un rasgo hereditario hasta como consecuencia de una enfermedad, traumatismo, la exposición a largo plazo al ruido o por el efecto de los medicamentos agresivos para el nervio auditivo. En el mundo se estima que una de cada 1000 personas nace sorda mientras que muchas otras van perdiendo la capacidad auditiva con el paso de los años.
Dentro de las causas genéticas de la sordera parcial existe una clasificación en función del momento en que se produce la pérdida de audición: por ejemplo, está la prelocutiva, la cual aparece antes de que el niño comienza a hablar, o postlocutiva, que se desarrolla en el tiempo después del habla. Asimismo, las sorderas de origen genético pueden ocurrir aisladamente sin acompañamiento de otra patología, en lo que se le llamada “sordera no sindrómica”, o en relación a otras patologías, conocidas entonces como “sindrómicas”.
Los traumas acústicos suelen ser otra causa de sordera porque el volumen elevado y continuado de un sonido, desde la música de una discoteca hasta la explosión cercana de un petardo. Por ejemplo, a veces puede ocurrir que una persona que estuvo en una discoteca sometida a un fuerte ruido cuando sale de ella sigue escuchando un ruido durante horas, lo que podría ser un síntoma de que se ha producido una lesión.
Las infecciones en el oído pueden también provocar daños en él que conlleven una pérdida de audición crónica si la infección no estuvo tratada de forma adecuada. Finalmente, con el paso de los años también podemos perder capacidad de audición, en un fenómeno que se le nombra “prebiacusia”. Este mal generalmente provoca que perdamos capacidad para oír sonidos de frecuencias altas, empezando por las del habla, que oscilan entre los 500 y los 4000 Herzios, gracias a un deterioro del oído medio y el nervio auditivo. Su edad de aparición es a partir de los 40 años.
De la misma manera existe otra clasificación de su origen: primero está la sordera conductiva, la cual se refiere a ondas de sonido que no son capaces de pasar a otras partes del oído causada por acumulación de fluidos, ya que algunas veces, es una condición temporal, y después la sordera neurosensorial, que se describe como un defecto en el oído interno que tiene como resultado sordera permanente.
En la historia, muchos personajes conocidos tuvieron problemas de audición, desde el compositor y director de orquesta Ludwig van Beethoven hasta el inventor del teléfono Alejandro Graham Bell y el pintor Francisco de Goya.
Es fundamental estar atentos a los niños si estos dan señales de oír deficientemente. A veces no nos hacen caso o parecen estar distraídos, lo que podría ser simplemente una señal de que no oyen adecuadamente. No hay que olvidar que es un problema para la comunicación, relación social y desarrollo de los infantes, por ello su detección temprana es muy importante.
