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Laura Meléndez

Hace 186 años se dio a conocer el telégrafo eléctrico


Fue el 6 de enero de 1838, cuando Samuel Morse realizó la primera demostración pública de un telégrafo eléctrico.

 

Este aparato, para quienes no lo conocen, utiliza señales eléctricas para la transmisión de mensajes de texto codificados, mediante líneas alámbricas. El telégrafo reemplazó a mediados del siglo 19 a los sistemas de transmisión de señales ópticas de semáforos, convirtiéndose en la primera forma de comunicación eléctrica.

 

Como antecedentes de este dispositivo, nos remontamos a 1794, cuando Claude Chappé desarrolló el primer sistema registrado en las telecomunicaciones, en el que usó torres con brazos mecánicos cuyas posiciones indicaban números que significaban palabras. Las señales podrían transmitirse mediante torres de semáforo alejadas hasta por 32 kilómetros de distancia, y el desarrollo del telégrafo continuó con el de tipo electroquímico creado por el alemán Samuel Thomas von Sömmering en 1809, en el cual los mensajes se transmitían por medio de cables sumergidos en un tubo de vidrio; ahí, una corriente eléctrica se aplicaba por el emisor a través de conductores que representaban cada carácter de un mensaje; en el extremo del receptor, se liberaban corrientes de burbujas de hidrógeno junto a cada carácter recibido, aunque tenían una velocidad de transmisión muy baja.

 

Siete años después, Francis Ronalds instaló un sistema de telegrafía utilizando cables de acero; en ambos extremos del cable había indicadores giratorios que tenían grabados los números y letras del alfabeto. Pero fue hasta 1821, cuando el francés André-Marie Ampère sugirió un sistema telegráfico con base en galvanómetros, es decir, aparatos que miden la corriente eléctrica, uno por cada carácter transmitido, pero su idea se descontinuó por su poco alcance; Así, se estableció un antecedente del uso de la electricidad.

 

A pesar de que hubo otros modelos de telégrafo como el electromagnético de Pavel Schilling, en 1832, y el de Gauss y Weber en 1833, se le da el crédito al fotógrafo y pintor Samuel Finley Beese Morse, de ser el inventor del primer telégrafo, en 1837, además de crear un alfabeto especial para transmitir la información. La idea surgió debido a un trágico hecho: Morse se encontraba pintando un retrato del General Lafayette en Washington cuando falleció su esposa en Connecticut y la noticia le llegó una semana más tarde.

 

Debido al retraso con el que había llegado la información, decidió inventar un aparato que permitiese mantener una comunicación sin barreras de espacio ni tiempo.

 

Otras versiones dicen que un día de 1836 cuando venía de regreso a su país desde Europa, Morse escuchó una conversación entre pasajeros del barco sobre electromagnetismo, y se obsesionó tanto con el tema que vivió y comió durante meses en su estudio de pintura, hasta fabricar un aparato bastante voluminoso que funcionaba así: si no había flujo de electricidad, el lápiz dibujaba una línea recta; pero cuando lo había, el péndulo oscilaba y en la línea se dibujaba una especie de zigzag.

 

Con la ayuda de placas de contacto y un lápiz especial, dirigidos por electricidad, las señales podían ser transmitidas por alambres de baja calidad. Paulatinamente, Morse introdujo mejoras junto con su colega Alfred Vail, y crearon un alfabeto con tres caracteres: un punto, una raya y un espacio.

 

El 6 de enero de 1838, Morse probó con éxito el dispositivo en una siderúrgica en Morristown, Nueva Jersey, y el 8 de febrero de ese año, hizo otra demostración ante un comité científico en Filadelfia. Cinco años después, logró que el Congreso de Estados Unidos aprobara la asignación de 30 mil dólares para la construcción de una línea experimental de 60 kilómetros entre Baltimore y Washington, usando sus equipos. El 24 de mayo de 1844, después de que la línea fue terminada, Morse hizo la primera demostración pública de su telégrafo enviando un mensaje de la Cámara de la Corte Suprema en el Capitolio de Estados Unidos en Washington, para el ferrocarril de B and O, en Baltimore. La primera frase transmitida por esta instalación fue “Lo que Dios ha creado”.

 

A pesar de que actualmente su uso es mínimo, el telégrafo es considerado como “el origen de muchos procesos de información y de medios de comunicación”, y fue uno de los precursores para la creación del teléfono y el fax.

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