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  • Laura Meléndez

Bohemio, intelectual y con gran talento musical, fue Franz Schubert


Franz Peter Schubert nació en la capital austriaca de Viena el 31 de enero de 1797 y dejó de existir justo un 19 de noviembre pero de 1828, también en esta ciudad, es decir, hace ya 194 años. Franz fue sin duda alguna un enorme compositor, considerado introductor del romanticismo musical

Hijo de una familia humilde, Franz fue el duodécimo de trece hermanos y vivieron en el barrio de Liechtental. Su padre era un profesor de escasos ingresos económicos y su profesor de música se percató pronto de su talento por lo que entró como cantor en la Capilla Imperial, y consiguió una beca en la escuela municipal de Stádkonvikt donde fue alumno de Antonio Salieri .

Gracias a la orquesta de la escuela para la que escribió sus primeras sinfonías, se familiarizó con la obra de Franz Joseph Haydn y de Beethoven.

A los 14 años comenzó a crear sus primeros poemas musicalizados para voz y piano, y antes de los 18 ya había creado algunas obras inspiradas en poemas de Goethe. A los 19 años había escrito ya más de doscientos cincuenta lieder y pese a sus talentos, su padre pretendía que heredara su profesión, lo que motivó el enfrentamiento entre ambos y el abandono de la casa paterna.

Schubert se refugió en la casa de Franz von Schober y nunca logró mantenerse sólo con sus composiciones pues necesitó de la generosidad de amigos que lo acogían en sus casas. Schubert tampoco mantuvo una relación duradera ni tuvo hijos, pero se adscribió a un círculo íntimo de amigos que le brindó satisfacciones personales.

Franz Schubert no consiguió estrenar ni publicar ninguna de sus obras operísticas u orquestales y a lo sumo se interpretaron algunas composiciones vocales o pianísticas en las célebres schubertiadas.

En Viena Schubert llevó una vida bohemia rodeado de intelectuales, amante de las tabernas y de los ambientes populares, alejado de los salones y de la etiqueta nobiliaria, entorno del que procede el famoso término deschubertiadas: reuniones de artistas de todos los ámbitos que formaban un círculo brillante y animado dedicado a la música y a la lectura.

Durante sus últimos años escribió piezas magistrales, fruto y reflejo de sus experiencias personales con el sello inconfundible de una inagotable inspiración melódica. Por ejemplo, una tensa profundidad marca la Wanderer-Fantasie para piano en 1822, o La bella molinera 1823, inspirados en poemas de Wilhelm Müller. En 1824 escribiría La muerte y la doncella, uno de sus cuartetos más conocidos, y ya hacia el final de su vida el intenso dolor y el aislamiento dejaron su impronta en el Winterreise, de 1827, también con textos de W. Müller.

Por aquel entonces, Schubert tenía solamente treinta y un años y una gonorrea, complicada con fiebre tifoidea, lo llevó a la muerte el 19 de noviembre de 1828.

Su obra completa se publicó entre 1884 y 1897 en la editorial Breitkopf & Härtel. Fue especialmente relevante, dentro de esta, la edición de las canciones, encomendada al musicólogo y compositor Eusebius Mandyczewski

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