A 48 horas de la asonada realizada por los mercenarios pro rusos del llamado Grupo Wagner, el canciller del Kremlin, Serguéi Lavrov, declaró que Rusia investiga si los servicios de inteligencia de Occidente estuvieron implicados en la rebelión del grupo de mercenarios. Hay que echarle la culpa a alguien y convencer a la domesticada opinión pública de ello.
En declaraciones al medio ruso RT, Lavrov dijo que Rusia tiene “estructuras con este fin y les aseguro que ya se dedican a eso”, además de mencionar que los servicios de inteligencia estadounidense esperaban que el motín tuviese éxito. No ofreció pruebas de esto, al menos hasta ahora.
El ministro de Vladimir Putin expresó que “vi cómo informaban de los sucesos en Rusia. En particular la CNN, si mal no recuerdo, informó que la inteligencia estadounidense sabía con varios días de antelación de los preparativos del motín, pero decidió no comentarlo a nadie, por lo visto con la esperanza de que la rebelión tuviera éxito”.
El canciller aclaro que la embajadora de Estados Unidos, Lynne Tracy, “transmitió señales” a los representantes rusos “que radicaban ante todo, en que Estados Unidos no está implicado en esto, que confiaba en que las armas nucleares estuvieran bien y que los diplomáticos estadounidenses no se vieran afectados”.
Más aún, la embajadora “subrayó de modo especial que Estados Unidosparte del hecho de que todo lo sucedido es un asunto interno de Rusia”.
Lavrov recordó lo ocurrido en Ucrania en 2014, y explicó que “las provocaciones sangrientas contra agentes del orden desarmados, el golpe de estado contra el presidente legítimo pocas horas después de que se firmara un acuerdo apoyado por la Unión Europea para solucionar el conflicto. Estados Unidos no protestó contra esta revuelta, al igual que sus aliados europeos”.
“Donde a Occidente le interesa conservar las autoridades que abrigaron, no puede haber protestas por definición, pero donde las autoridades no responden a los intereses hegemónicos sino a los intereses nacionales del país y el pueblo, lanzan cualquier tipo de escoria en contra de ellas”, dijo el encargado de la política exterior rusa.
Mientras tanto, el ministro ruso de Defensa, Sergei Shoigu, hizo su primera aparición pública desde la asonada de los mercenarios quienes exigían su destitución, y pasó revista a tropas en Ucrania en un video difundido para transmitir una sensación de orden, luego de la rebelión mercenaria.
