La redada efectuada la madrugada del martes 24 de mayo por parte de la policía de Río de Janeiro en la favela de Vila Cruzeiro dejó un saldo sangriento de 21 muertos en el tiroteo pa
para capturar a líderes criminales.
El operativo fue realizado en forma conjunta por la policía militar del estado y la policía federal de caminos. Las autoridades decomisaron 16 vehículos, 13 rifles automáticos, así como pistolas y granadas, según el comunicado.
Según la policía, sus elementos fueron atacados mientras preparaban su incursión y que un residente murió baleado en el lugar por una bala perdida.
El comunicado señaló que había 11 personas heridas después del tiroteo y que fueron trasladadas a un hospital estatal cercano, pero al paso de las horas, muchas de las personas hospitalizadas habían fallecido.
Se trata de uno de los operativos policiales con mayor número de víctimas en Río en la historia reciente, y muchos recordaron lo ocurrido hace un año, cuando una redada en la favela de Jacarezinho dejó 28 muertos, desatando críticas por abuso policiaco y ejecuciones sumarias.
A principios de este año, el Supremo Tribunal Federal dictó una serie de condiciones para las redadas policiales en las favelas de Río con el objetivo de reducir el número de muertes a manos de policías y las violaciones a los derechos humanos. Se determinó que únicamente debería usarse fuerza letal en situaciones en que se hayan agotado los demás medios y cuando fuera necesario para proteger la vida humana, fijándole un plazo a la policía de 180 días para instalar dispositivos de grabación de audio y video en sus uniformes y vehículos.
La fiscalía del estado de Río informó en un comunicado el inicio de una investigación penal. Le dio a la policía militar un plazo de 10 días para brindar detalles sobre el operativo, indicando qué oficiales eran responsables de cada una de las muertes y la justificación para el uso de fuerza letal, señaló el comunicado.
