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  • Laura Meléndez

¿Por qué estos días son de guardar?


La Semana Santa es una de las celebraciones religiosas más conocidas porque aprovecha estos días para ir a las comunidades para ver la Procesión del Silencio. Prohibida hacia finales del siglo XVIII en México por ser considerada hereje, la Semana Mayor es la conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, siendo la época más importante para la comunidad católica, e inicia con el Domingo de Ramos, continúa con los días Jueves y Viernes Santos, así como el Sábado de Gloria y concluye con el Domingo de Resurrección.


Como mencionamos antes, el Domingo de Ramos evoca la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, donde fue recibido con cantos y palmas, motivo por el que surge la tradición de utilizar ramos para celebrar. Pero aunque éste y el resto de los días tienen un significado muy especial, el jueves y el viernes son días de guardar o de precepto según la Iglesia católica, es decir, en los que no se trabaja y es obligatorio escuchar misa.


Durante el Jueves Santo se celebra la institución de la Sagrada Eucaristía como memorial de la Pasión del Señor, la traición por parte de Judas Iscariote, la institución del sacerdocio católico y el mandato de caridad fraterna, en esta fecha los sacerdotes, en un acto de humildad, lavan los pies de doce religiosos o voluntarios en recuerdo de lo que hizo Jesús con los apóstoles y luego celebran la misa repitiendo las palabras del Salvador con lo cual recuerdan la Última Cena.


En algunas iglesias, la gente hace la Visita de las Siete Casas para recordar la ruta que siguió el Redentor: el Huerto de los Olivos, la Casa de Anás, la de Caifás, el Pretorio de Pilato, la casa de Herodes, otra vez con Pilato y finalmente el Calvario. Durante la noche se mantiene la adoración del Santísimo en el "Monumento", celebrándose la "Hora Santa" en torno a la medianoche, quedando hasta el día siguiente, el Viernes Santo, en el que se conmemora la Pasión y Muerte del Señor con misas y la Procesión del Santo Entierro.


En las iglesias, las imágenes y el crucifijo se cubren con una tela morada ya que el color morado en la liturgia significa luto; de igual manera, el sagrario está abierto en señal de que Jesús no está y la imagen de la Virgen se viste de negro en señal de duelo por la muerte de su Hijo.


La Iglesia pide guardar el ayuno y la abstinencia como penitencia, rezar el Vía Crucis como una manera de recordar la pasión de Jesús y acompañarlo a través de 14 estaciones en su sufrimiento de camino al Monte Calvario.


Esta costumbre viene desde finales del siglo V, cuando los cristianos en Jerusalén se reunían por la mañana a venerar la cruz y volvían a juntarse por la tarde para empezar para escuchar la lectura de la Pasión; si se desea, después de escuchar cada estación que se medita y al final de cada una, se puede rezar un Padrenuestro, mientras se camina hasta la siguiente estación.


El que lleva la cruz, se la puede pasar a otra persona. En algunos lugares se representa el Vía Crucis y la Crucifixión, en ocasiones de manera muy dramática, cuando un voluntario lleva una cruz grande y preside la procesión, haciendo paradas a lo largo del camino para reflexionar, mediante alguna lectura específica.





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