"Ese es el poder judicial que queremos"...habrá exclamado esta madrugada el exgobernador poblano Mario Marín, al abandonar hoy tempranito la cárcel de máxima seguridad del Altiplano por obra y gracia de una jueza.
El llamado "gober precioso" ya se encuentra en su casa en Puebla para llevar ahí el proceso que se le sigue por el presunto delito de tortura a la periodista Lydia Cacho.
El traslado del político priista fue realizado por elementos de la Guardia Nacional, y como resultado de una orden dictada el pasado fin de semana por la juzgadora asentada en el estado de Quintana Roo, Angelica Ortuño Suárez.
Marín obtuvo el amparo para modificar su medida cautelar del Altiplano donde permaneció por espacio de 3 años y medio, al confinamiento domiciliario.
El exmandatario estatal llegó a su casa en una ambulancia de la Guardia Nacional y se le colocó un brazalete electrónico que no se puede quitar, además de que está impedido para abandonar el Estado de Puebla, o el país.
Asimismo, le quitaron su pasaporte para evitar que se escape y deberá acudir a firmar al juzgado de acuerdo con lo ordenado por la jueza, quien de paso, le fijó fianza de 100 mil pesos y le prohibió acercarse a Cacho, quien ya condenó la determinación del Poder Judicial mexicano, que "extrañamente", está adoptando resoluciones los días sábado, sobre todo si involucran a personas polémicas.
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