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  • Laura Meléndez

Machu Picchu, símbolo del imperio inca, fue redescubierto hace 112 años


Los amantes de la arqueología y la sociología recuerdan este 24 de julio a la cultura inca, ya que un día como hoy pero de 1911, el norteamericano Hiram Bingham, al frente de una expedición de la Universidad de Yale, redescubrió la zona arqueológica de Machu Picchu en Perú.

Sí, Machu Picchu, palabras del idioma quechua que significan “Montaña Vieja”, es el nombre que se le da a un poblado construido a mediados del siglo 15 en la vertiente oriental de la cordillera Central al sur del Perú, a 2490 metros sobre el nivel del mar. Según documentos de mediados del siglo 16, Machu Picchu fue una de las residencias de descanso de Pachacútec, noveno Rey Inca entre 1438 y 1470, sin embargo el carácter ceremonial de algunas construcciones demostró que también fue un santuario religioso.

Las primeras referencias sobre visitantes en las ruinas de Machu Picchu indican que Agustín Lizárraga, un arrendatario de tierras, llegó al sitio el 14 de julio de 1902 guiando a los también cusqueños Gabino Sánchez, Enrique Palma y Justo Ochoa, dejando un graffiti con sus nombres en uno de los muros del templo de las Tres Ventanas, posteriormente verificado por varias personas. Hiram Bingham, un profesor de historia interesado en los últimos vestigios, escuchó las historias de Lizárraga, por lo que se propuso ubicar la legendaria capital de los descendientes de los incas, Vilcabamba. Con ayuda del campesino Melchor Arteaga, inició su expedición por el cañón del Urubamba.

Al llegar a la cima, uno de los niños de las familias de pastores que residían en el lugar lo condujo donde asomaban imponentes construcciones arqueológicas cubiertas por abudante vegetación tropical y en estado de abandono por siglos. Mientras inspeccionaba las ruinas, Bingham anotaba en su diario: “¿Creerá alguien lo que aquí he encontrado?”

Bingham fue el primero en visitar Machu Picchu con interés científico, pero quedó muy impresionado por lo que vio y gestionó el apoyo económico de la Universidad de Yale, la National Geographic Society y el gobierno peruano para iniciar el estudio científico del sitio; así, con el ingeniero Ellwood Erdis, el osteólogo George Eaton y un grupo de trabajadores de la zona, Bingham dirigió trabajos arqueológicos de 1912 a 1915, en el que se despejó la maleza y excavaron las tumbas incas de los extramuros de la ciudad.

Sus excavaciones le permitieron reunir 555 vasijas, 220 objetos de bronce, cobre y plata, además de piezas de piedra objetos de metal como brazaletes, orejeras, prendedores decorados, aretes, cuchillos y hachas. Aunque no encontraron objetos de oro, el material identificado por Bingham era suficiente para inferir que Machu Picchu existe desde los tiempos de la cultura inca. Además, encontró 135 osamentas, de las que 109 eran de mujeres y 22 de varones, con lo que infirió que los últimos pobladores de Machu Picchu fueron jóvenes dedicadas al culto y a las labores domésticas.

Los restos encontrados y las evidencias arquitectónicas conducen a los investigadores a creer que la ciudadela fue levantada entre fines del siglo 15 e inicios del 16. El material excavado se encuentra en el Museo de la Universidad de Yale; sin embargo, el obtenido entre 1914 y 1915 fue entregado al Gobierno peruano y se encuentra depositado en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, en la capital Lima.

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