La ruptura de una presa en la región ucraniana de Jersón, hoy ocupada y anexionada ilegalmente por Rusia, ha provocado un caos en la región y en algunos sitios el nivel del agua ha subido 10 metros, inundando la ciudad.
Las autoridades pro rusas habilitaron un buen número de microbuses y preparan albergues para los habitantes de unas 300 viviendas. Las evacuaciones comenzaron en la localidad ucraniana de Nueva Kajovka, ocupada por Rusia y en la que se ha declarado el estado de emergencia.
Tanto Moscú como Kiev, se culpan mutuamente de ser responsables del Boquete abierto en la represa de Kajovka, en Jersón, y los habitantes de la vecina ciudad del mismo nombre se dirigían a zonas elevadas a medida que subía el nivel del río Dniéper, contenido por el embalse y una central hidroeléctrica.
Oleksandr Prokudin, jefe ucraniano de la Administración Estatal Regional de Jersón, advirtió en un mensaje de video que el agua alcanzará el nivel crítico en cosa de horas, y que "la evacuación a ubicación segura ya ha comenzado."
" Todos los servicios de emergencia están trabajando. Les pedimos que lleven documentos y cosas de primera necesidad con ustedes y esperen los autobuses de evacuación. Hagan todo lo posible para protegerse y salvar a sus vidas. Abandonen el área peligrosa inmediatamente", dijo.
La rotura de la presa afecta a 14 localidades donde viven 22 mil personas, según las autoridades rusas impuestas por Moscú en Jersón.
El alcalde de la localidad impuesto por Moscú, Vladímir Leontiev, dijo que la central hidroeléctrica actualmente sigue descargando agua "sin control".
Rusia acusa a Ucrania de haber atacado la presa con lanzaderas de misiles múltiples, y Ucrania asegura que la explosión fue provocado desde el interior de la central hidroeléctrica.
Según el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, la destrucción fue el resultado de un "sabotaje deliberado de la parte ucraniana". Ni a quien creerle.
La represa, construida en la era soviética, se ubica en el río Dniéper que suministra agua de refrigeración a la central nuclear de Zaporiyia, también ocupada ilegalmente por Rusia. La inundación reavivó los temores por la seguridad de esta central situada a unos 150 kilómetros de la represa.
La construcción consta de un muro de 16 metros de altura y casi 4 kilómetros de largo que separa a rusos y ucranianos en la línea del frente, marcada por la frontera del Dniéper, siendo indispensable para la agricultura, para Crimea y para el funcionamiento de la central nuclear de Zaporiyia
