Las autoridades de Shenzhen y Shanghái recurren al cierre parcial de negocios locales sin afectar a las líneas de producción de importancia internacional.
La ciudad china de Shenzhen, uno de los motores económicos del país asiático, es hoy día de los lugares más afectados por el brote de covid-19, el más importante que enfrenta el país desde la aparición de la pandemia.
Sin embargo, y al igual que Shanghai, sus autoridades no han decretado el cierre total de actividades.
A pesar de que rige la política de cero tolerancia, aquí no se habla de confinamientos masivos ante el aumento de contagios, sino que, debido a la importancia económica de estas zonas, las autoridades permitirán que las empresas reanuden su trabajo de manera "organizada" tras días de restricción de negocios no esenciales.
Shenzhen registró el miércoles 71 nuevos casos confirmados contra 55 del día anterior, que aunque no significa un brote fuerte de la variante Omicron, está cepa casi no estaba presente en la China continental.
Para mantener operando las líneas de producción, las empresas chinas piden a sus trabajadores que coman, duerman y trabajen de forma aislada y esterilicen las instalaciones hasta 3 veces al día.
Además, las pruebas del coronavirus se toman a diario en momentos en los que 17,5 millones de personas se encuentran confinadas en Shenzhen, mientras que el número total de los habitantes chinos sometidos a esta medida supera los 50 millones.
En Shsnghai, la autoridad sanitaria de reportó este jueves apenas 8 casos de covid-19 transmitidos localmente, y más de 150 contagios asintomáticos, por lo que el Ayuntamiento instó a los residentes a no salir de la ciudad "si no es absolutamente necesario" y pidió el cierre de bares, restaurantes y lugares de ocio en algunos distritos.
Por otro lado, Shanghái prometió evitar el confinamiento de la ciudad entera y, en cambio, optó por medir los niveles de riesgo barrio por barrio con el objetivo de señalar las áreas más vulnerables.
