Una nota subida a redes sociales por la primera dama de Ucrania, Olena Zelenska, asegura que al menos 47 personas murieron y 206 más resultaron heridas, en un ataque ruso con misiles balísticos que impactaron una institución educativa y un hospital en la ciudad de Poltava en el centro del país
“El enemigo ha golpeado una institución educativa y una clínica. Ya sabemos de 47 muertos y 206 heridos”, dijo la esposa del presidente Volodímir Zelenski.
El presidente había ofrecido previamente un primer balance de 41 muertos y más de 180 heridos, señalando que además de los impactos contra la institución educativa y la clínica, fue destruida parte de la sede del Instituto de Comunicaciones de Poltava, por lo que encargó una investigación “completa” de todas las circunstancias en que se ha producido el ataque.
El Ministerio de Defensa ucraniano dijo que los misiles balísticos cayeron en el lugar del impacto casi inmediatamente después de que sonaran las alarmas antiaéreas, por lo que la gente que se encontraba en el lugar no tuvo tiempo de refugiarse en sótanos o búnkeres antiaéreos.
A su vez, la empresa pública ucraniana de energía atómica, Energoatom, reportó que un ataque ruso le obligó a desconectar una de las líneas a través de las que el sistema eléctrico ucraniano suministra electricidad a la central nuclear de Zaporiyia, ocupada por Rusia desde el principio de la guerra en 2022, denuncia que coincide con la visita a la central nuclear del secretario general del Organismo Internacional de Energía Atómica, Rafael Grossi, que ha evaluado personalmente sobre el terreno la situación de seguridad de la planta varias veces desde que empezó el conflicto.
La empresa explica que los especialistas ucranianos no han podido por el momento inspeccionar y reparar los daños en la línea afectada por el riesgo de nuevos ataques rusos. “La línea será reparada tan pronto como se les garantice la seguridad a los expertos”, concluye el comunicado.
Desde que la invasión rusa convirtiera el perímetro de la central en una zona de guerra, Rusia y Ucrania se han acusado mutuamente de atacar la planta de Zaporiyia y poner en riesgo la seguridad nuclear en toda la región.
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