
Finalmente, el suspendido presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, acusado de imponer el 3 de diciembre pasado la ley marcial en diciembre y quien se encontraba atrincherado en su residencia, aceptó abandonarla para comparecer ante las autoridades.
Esto se produjo mientras estas intentaban por segunda ocasión arrestarlo, y los abogados de Yoon indicaron en un comunicado que "el presidente ha decidido comparecer personalmente ante la Oficina para los Casos de Corrupción de Altos Funcionarios (CIO)".
Los investigadores ya habían podido ingresar al complejo residencial para ejecutar una orden de arresto contra el suspendido mandatario.
Funcionarios de la oficina anticorrupción y la Policía surcoreana accedieron al recinto minutos después de las 8 de la mañana del miércoles hora local por las puertas de su entrada principal, casi 3 horas después de que comenzara el operativo para detener al presidente.
Los oficiales superaron las barricadas instaladas por el Servicio de Seguridad Presidencial que trataba de bloquear el acceso al recinto, y detuvieron al jefe de estas fuerzas de protección, Kim Sung-hoo, por obstaculizar la ejecución de la orden de arresto sobre Yoon
Yoon es investigado por la oficina anticorrupción, la Policía y el Ministerio de Defensa por presunto delito de insurrección ligado a su declaración de la ley marcial.
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