Los microsismos que ocurren ocasionalmente en el Valle de México, suelen presentar magnitudes pequeñas menores 3.8) y pueden generar aceleraciones que los hacen perceptibles solo en las zonas próximas al epicentro.
Esto se concluyó luego de una reunión de la Red ECOS de Sismología, conformada por científicos y técnicos del Sismológico Nacional, Geofísica de la UNAM, Ingeniería de la UNAM, el Centro Nacional de Prevención de Desastres, UAM Unidad Azcapotzalco y el Centro de Instrumentación y Registro Sísmico , bajó la coordinación de la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil y la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México.
Durante la reunión se analizaron los microsismos ocurridos los días 20 y 21 de abril, y se mencionó que el primer microsismo ocurrió el día 20 de abril del 2023 a las 15:04:25 con en el límite entre las alcaldías Benito Juárez y Álvaro Obregón, cerca del cruce de las avenidas Barranca del Muerto y Revolución.
El Sismológico estimó una magnitud de 2.6 con profundidad 1.5 km. percibido en algunas colonias de las alcaldías Álvaro Obregón, Miguel Hidalgo, Magdalena Contreras, Benito Juárez y Coyoacán.
El segundo microsismo ocurrió el 21 de abril a las 10:39:56 y su epicentro se localizó en una zona próxima del microsismo del 20 de abril, con magnitud 1.8 con profundidad de 1 km, percibido en colonias de las alcaldías Álvaro Obregón, Benito Juárez y Coyoacán.
Estos microsismos se encuentran en una región próxima a una secuencia de eventos similares ocurridos en 1981 en la zona de Mixcoac.
Asimismo, estos eventos están asociados a la activación de pequeñas fallas pertenecientes a la Sierra de las Cruces, formación que separa al Valle de México del Valle de Toluca.
Las aceleraciones máximas no representaron riesgo para la población ni para las edificaciones de la Ciudad de México, señaló Protección Civil.
La alerta sísmica no se activa con sismos originados en el Valle de México, en virtud de que dicho sistema está diseñado para alertar de sismos lejanos; asimismo, estos eventos no provienen de alguna actividad humana.
La Ciudad de México está monitoreada a través de una red de más de 170 estaciones de registro sísmico que transmiten datos en tiempo real hasta las instalaciones del SSN y del Instituto de Ingeniería, permitiendo el registro de sismos en toda la ciudad.
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