El embajador especial para crímenes de Ucrania del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Rodión Miróshnik, aseguró este miércoles en una sesión informativa que las conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania sobre el fin de la operación especial se han pospuesto indefinidamente debido al intento de incursión de las fuerzas de Kiev en la provincia de Kursk el 6 de agosto.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin ya había descartado el lunes la posibilidad de negociaciones con Kiev, afirmando no hay nada de qué hablar con una parte del conflicto que ataca a civiles.
Para Miróshnik,."esto se ha hecho de forma absolutamente consciente, porque negociar con un enemigo absolutamente inadecuado no es natural hoy en día", y cuestionó ¿por qué Ucrania utiliza sistemas no tripulados para atacar deliberadamente a civiles?, y respondió que “se ha elevado a nivel de estrategia del régimen ucraniano”.
“Los drones se utilizan para atacar o matar a civiles con el fin de sembrar el miedo en la sociedad, sembrar la confusión, el descontento y tratar de provocar algún tipo de 'fermentación' dentro de la sociedad rusa", explicó Miróshnik.
Dijo que ello demuestra una incomprensión total del estado de ánimo de la población rusa, porque "el intento de atentado terrorista la hace apretar los dientes y tomar todas medidas para castigar al agresor" que ha invadido el territorio ruso y "lleva 10 años aplicando una política de discriminación" contra sus ciudadanos.
"Esta política está siendo aplicada a propósito por [Vladímir] Zelenski y es un fenómeno absolutamente criminal que contradice por completo las normas y principios del derecho internacional humanitario", subrayó el diplomático.
Denunció que, con sus acciones, Ucrania está intentando cultivar de todas las formas posibles la "sed de sangre" entre su ciudadanía, tratando de convertir al menos a una parte de la sociedad ucraniana en un "rebaño sediento de sangre", al tiempo que condenó el uso por parte de Kiev de nuevas tecnologías y drones contra civiles rusos.
El embajador recalcó que el conflicto entre Rusia y Ucrania nunca se habría producido de no ser por el apoyo de Occidente, que sigue guardando silencio sobre los crímenes de Kiev. "Si tuviéramos que hacer un diagnóstico, sería algo así: ceguera y sordera. A veces, los representantes de los Estados occidentales, que expresan su actitud ante la situación humanitaria en una zona de guerra, se despiertan con una visión selectiva", criticó.
Desde principios de 2024, los drones ucranianos han matado a 124 personas y herido a 723 civiles. En 11 regiones de primera línea, al menos 43 menores se han visto afectados desde el 1 de enero hasta la fecha, 34 de los cuales resultaron heridos y 9 perdieron la vida, según el diplomático.
Al menos 2.000 combatientes del régimen de Kiev emprendieron la semana pasada un intento de incursión fronteriza con el fin de apoderarse de parte del territorio de la provincia rusa de Kursk. Las fuerzas rusas lograron impedir su avance y eliminaron un gran número de efectivos y equipos bélicos ucranianos en la zona.
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