Secretario General de la ONU declara superado el punto de no retorno hacia un futuro energético limpio y justo
- Laura Meléndez
- 22 jul
- 2 Min. de lectura

Aquí sus palabras:
Nos encontramos ante un momento decisivo. El día de hoy, en la Sede de las Naciones Unidas, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, ha lanzado un mensaje contundente al mundo: la transición energética es imparable, pero necesita ser más rápida y más justa. El nuevo informe presentado junto con organismos internacionales reafirma que hemos superado el punto de no retorno.
Este es un llamado directo a la acción: la energía limpia ya supera a los combustibles fósiles en inversión, generación y empleos. Hoy, 35 millones de personas trabajan en el sector de las energías renovables. Países como India, China o Brasil están liderando la transformación, mientras que incluso regiones con fuerte presencia fósil —como Texas— se posicionan a la vanguardia de las renovables.
La base de esta transformación histórica se sustenta en tres pilares contundentes:
La economía de mercado: Solo en 2023, el 10 % del crecimiento del producto interno bruto mundial se debió a los sectores de energía limpia.
La seguridad y soberanía energéticas: el viento y el sol no están sujetos a embargos ni conflictos geopolíticos.
El acceso: las energías renovables pueden llegar donde las infraestructuras fósiles no.
Pero el llamado de la ONU va más allá del reconocimiento de un cambio: es una invitación urgente a acelerarlo de forma justa y equitativa. El informe identifica seis oportunidades estratégicas para que los gobiernos, las empresas y la sociedad civil impulsen una transición energética que sea global, equitativa e inclusiva:
Integrar los nuevos planes climáticos nacionales a la transición energética.
Construir sistemas energéticos del siglo XXI.
Satisfacer la creciente demanda global de electricidad con sostenibilidad.
Asegurar una transición justa que no deje a nadie atrás.
Impulsar el comercio y la inversión en tecnologías limpias.
Usar el poder de las finanzas para liberar inversiones en países con gran potencial renovable.
Pero los desafíos persisten:
Solo el 1.5 % de la capacidad renovable instalada está en África.
Los países en desarrollo reciben apenas el 2 % de la inversión global en energías limpias.









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