Desde el inicio de su pontificado, el papa Francisco ha hecho diversos señalamientos relacionados con los peligros que implica la destrucción del medio ambiente, y pone de nuevo el dedo sobre el renglón en su nuevo escrito llamado "Laudate Deum".
El texto papal tiene como destinatario principal "a todas las personas de buena voluntad sobre la crisis climática", y se trata de la continuación de la "encíclica verde", "Laudato si", que elaboró y publicó en 2015.
El obispo de Roma señala que en ese período de tiempo, la inacción de la clase política ha provocado que "la situación se vuelva más imperiosa todavía", mientras que "el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebre".
El pontífice cuestiona a los negacionistas del cambio climático, y les dice que "por más que se pretendan negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes". "Nadie puede ignorar que en los últimos años hemos sido testigos de fenómenos extremos, períodos frecuentes de calor inusual, sequía y otros quejidos de la Tierra, que son solo algunas expresiones palpables de una enfermedad silenciosa que nos afecta a todos", alerta.
El vicario de Cristo lamenta que "para ridiculizar a quienes hablan del calentamiento global, se acuda al hecho de que suelen verificarse fríos también extremos. Se olvida que este y otros síntomas extraordinarios no son más que diversas expresiones alternativas de la misma causa: el desajuste global que provoca el calentamiento del planeta".
De igual manera, descarta la versión de que "reduciendo el uso de combustibles fósiles y desarrollando formas de energía más limpias, se provocará una reducción de los puestos de trabajo". A juicio del papa, "la transición hacia formas renovables de energía, bien gestionada, así como todos los esfuerzos de adaptación a los daños del cambio climático, son capaces de generar innumerables puestos de trabajo en diferentes sectores", argumenta.
Francisco reitera la responsabilidad del hombre en estos fenómenos climáticos globales, ya que "una abrumadora mayoría de científicos especializados en clima sostienen esta correlación y sólo un ínfimo porcentaje de ellos intenta negar esta evidencia", subrayando de paso que el problema es que "las negociaciones internacionales no pueden avanzar significativamente por las posiciones de los países que privilegian sus intereses nacionales sobre el bien común global".
El papa hace un llamado a terminar “con las burlas irresponsables que presentan este tema como algo solo ambiental, verde, romántico, frecuentemente ridiculizado por los intereses económicos", y añade que aunque "las soluciones más efectivas no vendrán sólo de esfuerzos individuales sino ante todo de las grandes decisiones en la política nacional e internacional", "todo suma" y es necesario un cambio en forma de vida y en las convicciones de las sociedades.
Ahora falta le hagan caso…
