Delfina y Alejandra: mucho ruido y pocas nueces. Por Enrique Muñoz
La fracción morenista en la Cámara de Diputados le aplicó un madruguete a la oposición que, para variar, papando moscas ni metió las manos en defensa de la inversión, el empleo y la certeza legal a la inversión minera en México. Sin consultar a la industria en cuestión, ni a los trabajadores del gremio ni a los pueblos donde se asientan las minas, Morena aprobó su propuesta de reformas a la ley minera sin siquiera pasarla por comisiones. Lo malo es que estas refugio ormas son un retroceso en el aprovechamiento de los recursos minerales de la Nación. Es todo contrario a lo que se requiere para impulsar el desarrollo sostenible de la minería en México y en detrimento no sólo de los empresarios mineros, sino de los trabajadores del sector y de todos los mexicanos. Su aprobación es un duro golpe a la confianza y competitividad del país y habrá consecuencias a nivel internacional porque viola tratados internacionales y abre la posibilidad de llevarnos a paneles de solución de controversias que fijarán indemnizaciones para los inversionistas afectados. La reforma que plantea que las concesiones mineras tendrán una duración máxima de 80 años incluyendo las prórrogas, y de un inicio por 30 años contados a partir de su inscripción en el Registro Público de Minería, de los cuales los primeros cinco se destinarán a actividades preoperativas, denota un grave desconocimiento del funcionamiento del sector minero. La exploración de un proyecto minero puede extenderse por más de 15 años y de resultar positivo, pueden pasar más de 30 años antes de recuperar la inversión arriesgada que generalmente es del orden de millones de dólares. La reforma aprobada tendrá ahora que pasar al senado, por lo que conviene saber que si se aprueba en la cámara alta, muy probablemente se dejarán de invertir de 3 a 4 mil millones de dólares anuales, así como inversiones anunciadas del orden de 9 mil millones de dólares, poniendo en riesgo más de 400 mil empleos directos. Hacer reformas desde la comodidad de un escritorio, está poniendo muy mal parado a México como un destino confiable a la inversión y eso se sabrá pronto.
Luego del primer debate organizado por el Instituto Electoral del Estado de México entre las candidatas al gobierno de la entidad, Delfina Gómez y Alejandra del Moral, puede decirse que hablando en plata ninguna de las dos puede declararse ganadora. Lo rescatable del debate fueron más bien los acuerdos previos a que llegaron los equipos de las candidatas y que resultaron ser un estorbo y lo que debería evitarse en futuros encuentros. Primero, sobraron los invitados especiales al foro porque los aplausos a su respectiva candidata sólo consumieron tiempo para escuchar con atención las respuestas de las participantes. Se trata de un debate de propuestas e ideas, no de un concurso de simpatías. Segundo, el acuerdo para que la conductora del debate pudiera interactuar y tener una mayor participación en el encuentro, derivó en un innecesario protagonismo e interrupciones, que a la postre provocaron en justificada inconformidad y críticas a la moderadora.
Desde la gestión del general Enrique Cervantes Aguirre como secretario de la Defensa Nacional, cuando su hijo fue denunciado por utilizar aviones del ejército para sus viajes de juerga, en la gestión del entonces presidente Ernesto Zedillo, ningún titular de la SEDENA había sido puesto en evidencia por los abusos que hoy día tienen en boca de todos a Luis Cresencio Sandoval. Y es que eso de utilizar aviones del ejército mexicano y disponer de elementos de la defensa para pasear a todo lujo como magnate por países y ciudades de ensueño ¡hasta con la consuegra!, sólo puede suceder en la inmaculada 4t del presidente López Obrador, quien en defensa del general ensenadense dijo desafiante: ¿y qué, cuál es el problema? En su momento, el impresentable ex presidente priísta José López Portillo dijo que lo peor que podría pasarle a México era convertirse en un país de cínicos…
El magisterio atraviesa por una falta de reconocimiento a su labor por parte del gobierno y esa situación es permitida por la propia dirigencia del gremio, acusó en Mérida la ex dirigente nacional Elba Esther Gordillo, quien pidió a los maestros alzar la voz para defender sus derechos. En una reaparición que puede ser considerada como el regreso de la chiapaneca a las lides políticas, Gordillo Morales criticó a la dirigencia magisterial diciendo: “Estos agachaditos, estos burócratas del SNTE, estos que están hoy, sólo tienen un nombre: espurios”. La otrora poderosa Elba Esther dejó claro que va de nuevo por el poder, al señalar “No pretendo nada, pero sí el relevo sindical”. ¿A cuál de sus fichas políticas estará promoviendo la multimillonaria profesora?
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