Los dirigentes políticos y sociales en el mundo que advierten que Israel lleva a cabo acciones genocidas contra la población palestina de la Franja de Gaza tienen nuevos argumentos para reforzar su afirmación.
El ejército de Israel llevó a cabo varios ataques aéreos israelíes en los que terminaron con la vida de al menos 13 personas durante la noche y la madrugada del jueves en Rafah, horas después de que el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, rechazara los términos de Hamás para un cese el fuego y ordenara atacar esa localidad en el sur del territorio palestino.
Se estima que más de la mitad de la población de la franja (2 millones de habitantes), huyó de la guerra hacia Rafah, en la frontera casi sellada con Egipto y principal punto de entrada de ayuda humanitaria, situación que no solo puede derivar en otro desastre humanitario, sino en un conflicto con Egipto.
El gobierno de El Cairo advirtió ya que cualquier operación terrestre allí o un desplazamiento masivo de personas al otro lado de la frontera pondrá en peligro el tratado de paz alcanzado entre los 2 países hace más de 40 años.
Entre las víctimas del primer ataque judío en Rafah hay 2 mujeres y 5 niños, según el Hospital Kuwaití, que recibió los cuerpos, mientras vecinos en el lugar utilizaban las linternas de sus teléfonos para apoyar las excavaciones entre los escombros con picos y manos para recuperar cuerpos y rescatar sobrevivientes.
Netanyahu amenazó que había preparativos en marcha para ampliar la ofensiva a Rafah, donde cientos de miles de personas que huyeron de otras zonas abarrotaban campamentos de carpas y los saturados refugios gestionados por Naciones Unidas. Organizaciones internacionales de ayuda han advertido que cualquier operación en Rafah agravaría lo que ya es una catástrofe humanitaria en el enclave palestino.
La cifra de muertos palestinos tras 4 meses de ataques hebreos asciende a casi 28 mil, según el Ministerio de Salud de Gaza, y la mayoría de los muertos eran mujeres y niños.
Nuevos elementos para acusar a Israel de genocidio, y una burla para la Corte Internacional de Justicia de La Haya.
