Ingerir pastillas puede ser más riesgoso de lo que parece
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En un artículo escrito para el medio The Conversation, Adam Taylor, profesor de la Universidad de Lancaster, advierte que la acción común de ingerir pastillas podría esconder riesgos pocos conocidos.
Cuando una pastilla no logra llegar al estómago y queda adherida en el esófago, se genera una condición médica conocida como esofagitis inducida por medicamentos, cuyos componentes activos pueden provocar quemaduras e irritación sobre el delicado tejido de esta parte del aparato digestivo.
Los síntomas de ese problema suelen aparecer de forma repentina e incluyen dolor detrás del esternón, dificultad para tragar y, en algunos casos, ronquera o cambio en la voz.
Las complicaciones más serias pueden incluir úlceras capaces de provocar infecciones e incluso la muerte, aunque las molestias menores suelen desaparecer al suspender el fármaco y corregir la forma de ingerirlo.
Taylor señala que la incidencia estimada de casos de esofagitis es e 3,9 casos por cada 100 mil personas por año, pero aclara que, probablemente, el trastorno esté subestimado, ya que muchos casos leves se resuelven sin atención médica.
Entre quienes corren mayor riesgo de padecer esofagitis, se encuentran mujeres de mediana edad que frecuentemente toman medicamentos, así como adultos mayores por la mayor dificultad que tienen para que las pastillas transiten del esófago al estómago.
Mas aún, quienes presentan afecciones que modifican la posición o el tamaño de los órganos cercanos al esófago, como un corazón o tiroides más grandes de lo normal, también están expuestos a este peligro.
Pese a que los niños suelen verse menos afectados por la esofagitis, su anatomía más reducida, la dificultad para tragar y la inexperiencia a la hora de tomar medicamentos elevan la probabilidad de que una pastilla se quede atascada.
Algunos de los medicamentos o suplementos que más frecuentemente causan daño son los bisfosfonatos para osteoporosis, ciertos antibióticos como la tetraciclina, y antiinflamatorios como la aspirina o el ibuprofeno, así como suplementos naturales y dietéticos como tabletas de potasio cloruro, cápsulas de cafeína y vitaminas.
Taylor recomienda tomar las pastillas con mucha agua, permanecer de pie al menos 30 minutos después de ingerirlas y consultar opciones alternativas si se utilizan fármacos que incrementan el riesgo de esta afección.





