La próxima temporada de huracanes en el Atlántico podría ser caótica o tranquila, dependiendo si predomina el factor natural o el causado por el ser humano.
Los expertos mencionan que se está gestando un fenómeno meteorológico natural, El Niño, que reduce la actividad de los huracanes, pero al mismo tiempo se acumula un calor oceánico sin precedentes en el Atlántico, alimentado en parte por el cambio climático provocado por el hombre.
Los meteorólogos no están seguros de qué fenómeno meteorológico prevalecerá, porque nunca antes se ha dado un escenario de esta magnitud.
La mayoría estima que viviremos una temporada cercana al promedio anual, y la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, señaló que hay 40% de probabilidades de una temporada cercana a lo normal, 30% de probabilidades de una temporada por encima de la media con más tormentas de lo habitual, y 30% de probabilidades de una temporada por debajo de lo normal.
La agencia federal estadounidense anunció su previsión de entre 12 y 17 tormentas con nombre, de las que entre 5 y 9 se convertirán en huracanes y entre una y 4 se convertirán en huracanes de categoría 3 o mayor, con vientos superiores a 177 kilómetros por hora.
La previsión normal es de 14 tormentas con nombre, 7 de las cuales se convertirán en huracanes y 3 en huracanes de categoría 3 o más.
El pronosticador principal de huracanes estacionales de la Oficina Nacional, Matthew Rosencrans, dijo que “definitivamente, es una configuración poco común para este año. Por eso nuestras probabilidades no son del 60% o 70%” y hay mucha incertidumbre este año”.
Muchas o pocas tormentas, el caso es que los meteorólogos y la directora de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, Deanne Criswell, recordaron a los residentes costeros de Estados Unidos, deTexas a Nueva Inglaterra, y a los habitantes del Caribe y Centroamérica, que un solo huracán que golpee su zona puede ocasionar una catástrofe.
Las 2 fuerzas son totalmente opuestas. El Niño es un calentamiento temporal natural del océano Pacífico que se produce cada pocos años y cambia el clima en todo el mundo. Los modelos pronostican que, a medida que el mundo se calienta, El Niño se hace más fuerte.
