Lunes 23 de septiembre de 2024… un día como hoy pero de 1846 se descubrió Neptuno, el octavo y el más lejano planeta del sistema solar.
Neptuno es un planeta azulado con manchas, compuesto de un núcleo rocoso cubierto por una costra helada oculto bajo una atmósfera gruesa y espesa; al igual que Urano, se cree que su estructura interna esté formada por capas de nubes de hidrógeno, helio y metano que se transforman de gas en hielo a medida que aumenta la profundidad. Al orbitar tan lejos del sol, la temperatura en su superficie es de -218 °C.
Los antecedentes de su descubrimiento se remontan a dibujos de Galileo que indican que lo observó por primera vez el 28 de diciembre de 1612 y nuevamente el 27 de enero de 1613 aunque en ambas ocasiones lo confundió con una estrella cercana a Júpiter. En 1821, el francés Alexis Bouvard publicó en sus tablas astronómicas la órbita de Urano, desconociendo la existencia del astro, y para 1843 el inglés John Adams calculó la órbita de un octavo planeta debido a anomalías observadas en la órbita.
En paralelo y en el Observatorio de París, Urbain Le Verriér, continuador de la “mecánica celeste”, estudiaba la estabilidad del Sistema Solar cuando en 1845 el director del observatorio le planteó el problema de la órbita de Urano, por lo que tras varios estudios en junio de 1846 predijo una posición para el nuevo planeta. En Cambridge, Adams, sin conocer el trabajo de Le Verriér y con el respaldo del profesor de astronomía James Challis, intentó comunicar su resultado al Astrónomo Real, Georg Biddell Airy sin éxito.
Un artículo de Le Verrier con sus predicciones llegó a manos de Airy quien se apercibió del posible interés del asunto, pero consideró que la búsqueda no era trabajo del Real Observatorio de Greenwich y sugirió a Challis que realizara la búsqueda en Cambridge.
Finalmente, Le Verriér envió sus predicciones a un astrónomo del observatorio de Berlín, Johann Galle, quien usando un refractor construido por Joseph von Fraunhofer localizó el planeta muy próximo a la posición predicha por los cálculos de Le Verrier; el hallazgo ocurrió en la primera noche que el alemán lo intentó, el 23 de septiembre de 1846. Debido al color azul verdoso que presentaba el planeta, Galle lo bautizó con el nombre del dios del mar: Neptuno, descubrimiento considerado el primero de manera matemática, pues fue una de las primeras veces que se realizó un hallazgo físico siguiendo las predicciones de unos cálculos de esta naturaleza; aunque se advirtió que Galileo ya había observado Neptuno en 1611, éste lo había confundido con una estrella.
A raíz del descubrimiento, hubo mucha rivalidad entre franceses y británicos por la paternidad dell descubrimiento, pero al final surgió un consenso internacional sobre que tanto Le Verriér como Adams lo merecían.
Neptuno fue conocido como el planeta más lejano hasta el descubrimiento de Plutón en 1930; sin embargo en 2006, cuando la Unión Astronómica Internacional reclasificó a Plutón como “planeta enano”, Neptuno fue de nuevo el último de los planetas del Sistema Solar.
Durante más de un siglo sólo se conoció una luna de Neptuno llamada Tritón, pero gracias a múltiples investigaciones y exploraciones de sondas espaciales en la actualidad, se conocen 14 satélites de Neptuno, siendo el último descubierto el 16 de julio de 2013.
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