El exvicepresidente Jorge Glas, arrestado durante el asalto armado en la Embajada de México en Quito para ser recluido en una cárcel de máxima seguridad, tuvo que ser hospitalizado por presentar problemas de salud.
Primero, hubo medios que aseguraron que quiso quitarse la vida con una sobredosis de medicamentos, siendo trasladado a un hospital militar de la ciudad de Guayaquil.
De acuerdo con la emisora Radio Pichincha, que cita fuentes cercanas al movimiento Revolución Ciudadana de Glas, el exvicepresidente habría sido trasladado al Hospital debido al consumo de una sobredosis de medicamentos.
Sin embargo, según el gobierno de Daniel Noboa, ávido de popularidad con acciones como el asalto a la embajada mexicana en Quito a costa del prestigio internacional del país, Glas se negó a comer y tuvo una descompensación, por lo que fue revisado por médicos fuera del penal.
El ahora cuestionado mandatario intentó en un comunicado que intentó justificar lo injustificable, Noboa dijo que los últimos días han requerido fuerza y decisión.
"En una situación compleja y sin precedente que vive el país, he tomado decisiones excepcionales para proteger la seguridad nacional, el Estado de Derecho y la dignidad de un pueblo que rechaza cualquier tipo de impunidad a criminales, delincuentes, corruptos o narcoterroristas."
Aseguró que su obligación era "cumplir con los dictámenes de la justicia, y no podíamos permitir que se asile a delincuentes sentenciados, involucrados en crímenes muy graves, violando el Artículo III del Acuerdo de Caracas, el Artículo I de la Convención de Montevideo, y Artículo 41 de la Convención de Viena, o se corra el riesgo inminente de su fuga, como nos ha pasado antes, y se burlen nuevamente del pueblo ecuatoriano".
Noboa no presenta en el comunicado ninguna prueba concreta de cómo se violaron dichos artículos.
Dijo también, abonando a su necesidad de popularidad, que "hemos visto las reacciones de algunos grupos que han puesto sus intereses y proyecto político por encima de la soberanía, dignidad y la justicia del Ecuador", y afirmo que "otros, han tratado de volverlo una lucha ideológica, tratando de encasillarme en un extremo del cual nunca he sido parte."
Añadió que "unos políticos ecuatorianos caducos, han solicitado a México que nos declare la guerra, y a la comunidad internacional que nos sancione económicamente, incurriendo en una traición a la Patria nunca antes vista."
De esto, el presidente ecuatoriano tampoco ofreció prueba alguna, y en cuanto a las posibles sanciones internacionales, se violó la soberanía de un país, toda vez que las embajadas son extensiones de todos los países, en este caso, de México
Finalmente, quiso lavarse las manos con el pueblo de México, al que llamó "hermano", y le aseguró que "siempre estaré dispuesto a resolver cualquier diferencia, pero que la justicia no se negocia, y que jamás protegeremos a criminales que les han hecho daño a los mexicanos.
Las imágenes del ataque a la sede diplomática dicen otra cosa.
