El poder en Nicaragua ya perdió el sentido de la realidad, y al mejor estilo de los países "bananeros", el llamado Parlamento, dominado por lo que queda del Partido Frente Sandinista, clausuró la Cruz Roja Nicaragüense.
En pleno desequilibrio mental, estos "legisladores" afines al presidente Daniel Ortega, acusan a la benemérita institución de atentar “contra la paz y la estabilidad” durante el estallido social ocurrido en 2018, cuando miembros de esa entidad habrían atendido a civiles heridos...de la oposición.
Los "diputados" avalaron por unanimidad la cancelación del decreto de creación de la Asociación Cruz Roja Nicaragüense en 1958, y ordenaron crear una nueva institución adscrita al Ministerio de Salud bajo “un modelo cristiano, socialista y solidario”, según la resolución.
Asimismo, se ordenó que el patrimonio, bienes y acciones de la entidad clausurada pasen a manos del Estado. Nada tontos.
Se argumenta en el texto que las protestas de 2018 contra el gobierno de Ortega “atentaron contra la paz y estabilidad de la nación” y “algunas filiales de esta Cruz Roja Nicaragüense y la asociación misma, transgredió las leyes del país al desentenderse y hasta apoyar este actuar de sus filiales”.
El estallido civil dejó saldo de 355 muertos y más de 2 mil heridos, en su mayoría manifestantes baleados por policías y paramilitares, algunos cuando eran evacuados en ambulancias y trasladados a hospitales privados.
Los diputados, empleados legislativos del gobierno alegan que la Cruz Roja “incumplió con sus deberes y obligaciones establecidas en la Ley Nº 1115”, que regula los organismos sin fines de lucro, según un informe del Ministerio de Gobernación.
La crisis social de 2018 derivó en una crisis política y social, que se agudizó en 2021 cuando Ortega se reeligió para un cuarto mandato consecutivo, el segundo junto a sus esposa Rosario Murillo como vicepresidenta, tras enviar a la cárcel a sus principales rivales políticos.
¿Quien sigue????
