La guerra entre Ucrania y Rusia se recrudece cada vez más, las tropas de Vladimir Putin siguen ganando terreno paulatinamente, y las autoridades ucranianas han empezado a atacar directamente las refinerías rusas, algo que objeta uno de sus aliados, Estados Unidos, que ve más la consecuencia económica que la prioridad militar.
Ucrania estimas que golpeará la capacidad rusa para librar la guerra atacando su sector energético para provocar problemas de abasto de combustible para su ejército, mientras que Washington argumenta que los ataques podrían incrementar los precios de la energía a nivel global, y afectaría una posible reelección del presidente Joe Biden en los comicios de noviembre.
El ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmitró Kuleba, dijo en una entrevista televisiva que “cuando una refinería de petróleo explota en Rusia, vemos problemas en el mercado energético ruso. Pero no veo ningún problema en el mercado global”.
La capacidad de refinar petróleo de Rusia había caído 12 % a finales de marzo, según servicios de seguridad ucranianos, con efectos que se empiezan a sentir ahora, mientras que el último ataque se produjo hace 2 semanas.
Asimismo, con la ayuda militar estadounidense a Ucrania congelada en el Congreso, el gobierno de Kiev no ve motivos para tomar en cuenta estas objeciones mientras lucha por su sobrevivir a la invasión rusa. Kuleba sugirió que Ucrania podría plantear detener sus ataques si sus aliados les ofrecieran por ejemplo baterías antiaéreas ‘Patriot’ para defender a los ucranianos de los ataques con misiles rusos.
Añadió que. de lo contrario, no hay nada de lo que hablar y “cada uno hace lo que le haga falta para sobrevivir”.
