Para la representación israelí ante Naciones Unidas, hay complicidad de la ONU con Hamás por los crímenes del grupo islamista el pasado 7 de octubre, pese a que han sido varias las ocasiones en las que tanto el secretario general como los funcionarios de diversos órganos de Naciones Unidas ha condenado el brutal ataque de este movimiento palestino.
Gilad Erdan, representante permanente del país judío ante la ONU, cuestionó la demanda por genocidio presentada contra Israel por Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, y lejos de aceptar la responsabilidad de su gobierno en la muerte de al menos 10 mil niños en los bombardeos del ejército hebreo, denuncia que "no hay bajeza moral a la que la ONU no haya descendido".
Más aún, ha dicho que es la ONU, y no Israel, quien debería enfrentarse a la Corte Internacional de Justicia, por ser cómplice de Hamás. No presentó pruebas, toda vez que Naciones Unidas no armó a los islamistas, ni encubrió ataque algunos y en cambio, ha condenado la agresión que mató a unas mil 200 personas hace 100 días.
Según este fin ionario israelí, "es la ONU la que debería ser juzgada en la Haya por hacer la vista gorda y actuar como cómplice en la excavación de túneles terroristas en Gaza, en el uso de la ayuda internacional para la producción de misiles y cohetes, y en la educación del odio y el asesinato".
Acusó que la ONU "miró hacia otro lado mientras Hamás convertía Gaza en una máquina de guerra del terror. La ONU se ha convertido en cómplice del terror de Hamás y ha permitido que dictadores y regímenes asesinos se aprovechen de sus organismos".
El embajador, quien tampoco ofreció pruebas de estas denuncias, declaró que la acusación por genocidio presentada por Sudáfrica contra Israel y en la Corte Internacional de Justicia "demuestra cómo la ONU y sus instituciones se han convertido en un arma en manos de organizaciones terroristas".
Finalmente, exigió instó "arrojar este procedimiento al basurero de la historia" si le quedaba a la organización "siquiera un ápice de razón y moralidad".
De paso, acusó al Consejo de Seguridad de no dedicar ni un solo debate a la liberación de los rehenes, afirmando que la organización ha "perdido toda autoridad moral".
La última resolución del Consejo demandó la liberación de los rehenes, cosa que omitió el embajador hebreo ante la ONU en sus acusaciones
