La Comisión Europea propuso a los miembros de la Unión Europea renovar 10 años la autorización del uso de glifosato, luego de que un informe del regulador estima que el nivel de riesgo no justifica prohibir el herbicida, cuyo uso no se permite en otros países.
La propuesta será examinada esta semana por los 27 países del grupo comunitario, para que adopte una decisión en octubre.
El glifosato es una sustancia activa de varios herbicidas, clasificado en 2015 como "probable cancerígeno" para seres humanos por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, de la Organización Mundial de la Salud.
En cambio, la Agencia Europea de Sustancias Químicas dictaminó en 2022 que la evidencia científica disponible no permitía clasificar el glifosato como cancerígeno.
Según la iniciativa, el uso del glifosato debe ir acompañado de "medidas que atenúen riesgos" en los alrededores de las zonas rociadas, con "atención particular" a los efectos indirectos sobre el medio ambiente.
Entonces si conlleva riesgos, pero sin así se busca aprobar su uso.
La propuesta pide además a los Estados del bloque que presten atención al impacto sobre pequeños mamíferos, considerando medidas de mitigación o restricción si fuese necesario, además de que deben garantizar la protección de aguas subterráneas que puedan quedar expuestas por infiltración, así como de aguas de superficie.
La actual autorización del glifosato en la Unión Europea, fue renovada en 2017 por 5 años y expiró el 15 de diciembre de 2022, pero fue prorrogada un año, a la espera de una evaluación científica.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria publicó un informe en julio ñ, donde indicó que no había identificado ningún "área crítica de preocupación" en humanos, animales y el medio ambiente.
Entonces cabría preguntarse porque la adopción de tantas precauciones en el uso del glisofato.
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