Son más de mil los casos documentados de abusos sexuales en la Iglesia católica suiza desde mediados del siglo XX, en su mayoría contra menores de edad, los que registra un informe realizado al respecto por la Universidad de Zúrich.
Más aún, los responsables del trabajo precisan que esto serían “la punta del iceberg”, debido a que muchos casos no fueron denunciados o las pruebas fueron destruidas para evitar su difusión.
El estudio es el primero que aborda los abusos en la Iglesia del país helvético donde 2 de cada 3 habitantes son católicos y el resto protestantes, y fue presentado este martes en la misma Universidad de Zurich como parte de las investigaciones que la conferencia episcopal suiza inició en junio pasado.
La investigación sobre los archivos eclesiales encabezada por las historiadoras Monika Fommann y Marietta Meier, reveló 921 víctimas de las que al menos tres cuartas partes fueron menores de edad, según la agencia de noticias suiza ATS, y se contabilizaron 510 autores de los abusos, en su mayoría perpetrados durante actividades pastorales con los feligreses (confesiones, clases de religión o actividades con grupos infantiles y juveniles, entre otras)..
También se detectaron casos de abusos en los ámbitos de la formación y ayuda social, por lo que al menos 30% de los abusos se cometieron en domicilios, escuelas, internados católicos y otros establecimientos similares, en tanto que 2% de los casos confirmados se produjeron en órdenes religiosas y comunidades similares.
Las encargadas de la investigación exponen que otros casos de abusos podrían hallarse si se accede a los archivos aún no estudiados en comunidades religiosas, instancias diocesanas y escuelas católicas, entre otras fuentes. Asimismo, en 2 diócesis suizas se ha comprobado la destrucción de documentos, lo que podría haber eliminado pruebas de más abusos.
La conferencia episcopal de Suiza admitió el pasado fin de semana que había iniciado la investigación sobre una presunta ocultación de casos de abusos sexuales, luego del envío de al nuncio apostólico en Suiza, Martin Krebs, donde se denunciaba la existencia de estos casos y su negligente gestión.
Joseph Bonnemain obispo de Coira, capital del cantón suroriental de Grisones, dirige la investigación eclesiástica, aunque las acusaciones sobre abusos propiamente dichos los tienen la policía y las fiscalías públicas suizas.
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