El Ejército israelí puso en marcha la noche del 6 al 7 de mayo una operación militar en Rafah, ciudad fronteriza con Egipto en donde permanecen hacinados aproximadamente 1,5 millones de palestinos expulsados de las regiones del enclave arrasado por los militares judíos en 7 meses de invasión a la Franja de Gaza.
Esto fue confirmado por el propio ejército judío, cuya vocería dijo que había tomado el control de la parte palestina del paso de Rafah, al señalar que la unidad de vehículos blindados "maniobró en la zona" y "fuerzas especiales inspeccionan el paso fronterizo".
"Estamos hablando únicamente del lado gazatí" del paso, aseguró la fuente militar, señalando que se estaba llevando a cabo una operación de "alcance muy limitado contra objetivos muy específicos" en el este de Rafah, aclarando que "una gran parte de la organización y de la gente en la zona en la que dimos el aviso de evacuación ayer se desplazó a una zona más segura".
Por su parte, negociadores egipcios que median, junto con Catar y Estados Unidos, entre Hamás e Israel, mantienen sus esfuerzos para lograr un acuerdo de tregua en Gaza, pero advirtieron a los negociadores israelíes de “las consecuencias de atacar el paso de Rafah”.
Fuentes de alto nivel egipcias citadas por el canal de televisión egipcio Al QaheraNews, cercano al aparato de Inteligencia del país africano, manifestaron lo anterior, y habrían pedido a Israel que “detenga inmediatamente esta acción”.
Las afirmaciones de la delegación de seguridad egipcia llegan después de que el Gobierno egipcio condenara “en los términos más enérgicos” el control israelí del lado palestino del paso de Rafah, que consideró una “peligrosa escalada”.
