El gobierno de Estados Unidos ordenó la salida de sus diplomáticos de la Embajada norteamericana en Bagdad y del Consulado General en la ciudad de Erbil ante el incremento de las amenazas de seguridad contra personal e intereses del Washington en el país asiático.
Esto anunció el fin de semana el Departamento de Estado norteamericano, mismo que recomienda a los ciudadanos estadounidenses no viajar a Irak, debido al "terrorismo, los secuestros, los conflictos armados, los disturbios civiles y la capacidad limitada de proporcionar apoyo a los ciudadanos estadounidenses".
En su comunicado, señala que "los estadounidenses en Irak se enfrentan a altos riesgos para su seguridad, incluyendo la posibilidad de violencia y secuestro. [...] Las milicias antiestadounidenses amenazan a ciudadanos estadounidenses y empresas internacionales en todo Irak", advirtió.
Asimismo, subraya que, en caso de emergencia, los servicios consulares "son limitados a causa de las severas restricciones a los movimientos del personal del Gobierno de Estados Unidos".
El anuncio fue hecho luego de darse a conocer un ataque con cohetes contra la base militar de Ain-al Asad, que alberga fuerzas estadounidenses y de otros países.
Más aún, se supo que 2 drones atacaron la base aérea de Al Harir, donde hay militares estadounidenses, situada en la región del Kurdistán iraquí. Según la cadena árabe Al Mayadeen, el movimiento Resistencia Islámica, que incluye a grupos armados chiíes, reivindicó la autoría del ataque.
También ocurrió una agresión con misiles contra una base militar cerca del aeropuerto de Bagdad, en la que se encuentran desplegados militares estadounidenses. La situación se hizo aún más tensa a raíz del conflicto entre Hamás e Israel
