El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, advirtió en rueda de prensa que la guerra contra el movimiento islamista Hamás durará todavía varios meses y aseguró que sus tropas ya "mataron a más de 8 mil miembros de Hamás".
De los otros 13 mil palestinos fallecidos en su mayoría mujeres y niños, el dirigente hebreo no dijo nada.
En cambio, aseguró que "continuaremos hasta la victoria, para lograr tal triunfo y nuestros objetivos necesitamos tiempo".
Más aún, Netanyahu agregó que la zona fronteriza entre la Franja de Gaza y Egipto debería quedar bajo control de Israel.
Del desastre humanitario, tampoco nada.
"Está claro que cualquier otro acuerdo no garantizaría la desmilitarización que buscamos", afirmó el premier, cuyo objetivo es destruir a Hamás en Gaza y garantizar que no se puedan repetir ataques terroristas como los del 7 de octubre desde la Franja.
Eso sí, la ayuda humanitaria a Gaza es insufciente, y en esto, tampoco ha servido el Consejo de Seguridad de la ONU.
La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) alertó que la ayuda humanitaria en Gaza sigue siendo insuficiente, informó el periódico 'Times of Israel'.
"La ayuda sigue siendo deplorablemente insuficiente (...) es una situación imposible para la población de la Franja de Gaza (...) los combates deben cesar", señala el comunicado de la OCHA.
Se señala que la parte israelí, según sus propias declaraciones, tiene tiempo de inspeccionar cientos de camiones al día antes de que entren en el enclave, y supuestamente el retraso se debe a que los trabajadores de la ONU no tienen tiempo de hacer su trabajo al mismo ritmo.
Pero el personal de la ONU dice la culpa es del Ejército israelí debido a sus operaciones aéreas y terrestres en el enclave
