Esta si que es buena noticia para quienes conviven con la diabetes y además les gusta la música de la banda inglesa Queen.
Y es que científicos de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich descubrió que la música rock estimula al organismo para liberar más insulina.
El tema que tuvo el mayor éxito al estimular la producción de esa hormona fue la canción 'We Will Rock You' de la banda británica.
Según los autores del estudio que fue publicado en la revista Lancet, los científicos tomaron una proteína de la bacteria E. coli que regula la entrada de iones de calcio al interior de la célula, e incorporaron el modelo de este canal bacteriano a células humanas productoras de insulina.
Los científicos mostraron que dicho canal se activa en respuesta al sonido, cuyos niveles de volumen se sitúan en torno a los 60 decibelios con frecuencias graves de 50 hercios hasta ser capaz de pasar iones de calcio cargados positivamente, lo que a su vez libera la insulina que contienen las células.
Además, se determinó que el sonido o la música tiene que continuar durante un mínimo de tres segundos y tener una pausa máxima de 5 segundos, y los investigadores descubrieron que, entre todos los géneros musicales, la música rock con graves atronadores era la que provocaba la mayor respuesta de insulina a un volumen de 85 dB.
'We Will Rock You' de Queen provocó la liberación de cerca del 70% de la insulina en 5 minutos y del 100% en 15 minutos, reza el comunicado.
En segundo lugar aparece la banda sonora de la película 'Los Vengadores'.
La música clásica y de guitarra no dieron tantos resultados en el ejercicio.
Los investigadores realizaron los experimentos en ratones, y precisaron que la liberación de insulina solo se produce si las células incorporadas se encuentran encima de la fuente de sonido.
Nartin Fussenegger, autor principal del estudio, digo que "nuestras células modificadas solo liberan insulina cuando la fuente sonora con el sonido adecuado se reproduce directamente en la piel por encima del implante" .
La aplicación clínica es aún lejana, y para poner en práctica la idea de que las redes genéticas pueden controlarse mediante estímulos mecánicos como las ondas sonoras, el proyecto tendría que contar con el apoyo de una farmacéutica.
