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Laura Meléndez

Uno de los monstruos del dibujo humorístico de América Latina: Fontanarrosa

Viernes, 19 de julio de 2024… Hoy evocamos a un humorista gráfico y escritor argentino conocido como Roberto Fontanarrosa, uno de los referentes del dibujo humorístico en su país y entre los más seguidos por los lectores de las publicaciones en las que aparecían sus chistes e historietas.

 

Nuestro personaje murió un día como hoy, 19 de julio, pero del año 2007…

 

Nacido en la provincia pampera de Rosario el 26 de noviembre de 1944.

 

Su carrera arranca a finales de los años 1960 como dibujante humorístico en la revista Boom de Rosario en el tormentoso 1968, y luego en Zoom y Deporte 70, destacándose por su calidad y por la rapidez y seguridad con que ejecutaba sus dibujos.

 

A menudo se afirma que a partir de 1973, cuando Fontanarrosa empezó a publicar su viñeta diaria en el diario Clarín, la gente empezó a leer el diario por detrás. Antes, Fontanarrosa había formado parte del plantel de humoristas de una extraordinaria revista llamada Hortensia que hizo a desternillar a medio país con su humor cordobés, un humor fresco que en nada se parecía a un chiste de argentinos (es decir, de porteños). Lo mismo obtuvo en la revista Satiricón.

 

Desde entonces Fontanarrosa no paró de trabajar. Entre su producción de humorista gráfico hay dos personajes que forman parte de la vida argentina: Inodoro Pereyra, el renegau (un gaucho que se rebela a todo, secundado por su perrito Mendieta) y el mercenario Boogie el aceitoso, en sus inicios una parodia a James Bond, pero más bien un Harry el Sucio demente que fue reproducido por un tiempo en la revista mexicana Proceso.

 

Fontanarrosa recopiló viñetas sueltas en volúmenes muy difundidos como  ¿Quién es Fontanarrosa?, Fontanarrisa, Fontanarrosa y los médicos, Fontanarrosa y la política, Fontanarrosa y la pareja, El sexo de Fontanarrosa, El segundo sexo de Fontanarrosa, Fontanarrosa contra la cultura, El fútbol es sagrado, Fontanarrosa de Penal, Fontanarrosa es Mundial y Fontanarrosa continuará, títulos en que es patente el amplio abanico de temas que abarcó su agudeza humorística y su habilidad para el comentario gráfico.

 

Además de recopilaciones de viñetas, publicó también cómics concebidos directamente como libros, como Los clásicos según Fontanarrosa, Semblanzas deportivas y Sperman. A ello hay que añadir los volúmenes que recogen las correrías y desventuras del gaucho Inodoro Pereyra. Publicadas desde 1972 en revistas de humor y, regularmente, en el periódico Clarín, las historias de Pereyra y su perro Mendieta fueron recopiladas en más de quince volúmenes. Una versión de dichas aventuras fue llevada al teatro en Buenos Aires en 1998, con gran éxito. También las historias de Boogie el aceitoso se recogieron en doce volúmenes.

 

Como literato, publicó varias recopilaciones: El mundo ha vivido equivocado (1982), No sé si he sido claro (1986 y Nada del otro mundo (1987), así como breves relatos como: El mayor de mis defectos (1990), Los trenes matan a los autos (1992), Uno nunca sabe (1993), La mesa de los Galanes (1995), Una lección de vida (1998), Te digo más... (2001), Usted no me lo va a creer (2003) y El rey de la milonga (2005).

 

Muchos de estos relatos, de innegable sabor popular, tienen por escenario el bar El Cairo, establecimiento entre cuya clientela era fácil encontrar, un día cualquiera, al Negro Fontanarrosa. Este conjunto narrativo es una antología de singularidades humanas, conductas y situaciones que van desde la parodia delirante al trazo más fino y certero. Escribió además algunas novelas, entre las que destacan Best Seller, imaginativa y lúdica recreación de la peripecia de un mercenario sirio cuyo nombre da título a la obra, Area 18 y La gansada.

 

Aquejado de una enfermedad neurológica, Fontanarrosa anunció a sus lectores a principios de 2007 que su dolencia le impediría continuar dibujando con su propia mano, por lo que, se apoyaría en contaría dibujantes, como Negro Crist (Cristóbal Reinoso) u Óscar Salas para poner en imágenes sus ideas.

 

El 19 de julio de ese mismo año, Fontanarrosa falleció en Rosario, a consecuencia de esta enfermedad. Su legado, ahí queda…

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