Un día como hoy 6 de agosto, pero de 1986, murió el director, actor y productor de cine mexicano Emilio Fernández Romo, quien a nació en Mineral del Hondo, Coahuila, el 26 de marzo de 1903… fue muy conocido por el mote de “el indio” y por ser un artífice y protagonista de la época de oro del cine mexicano.
Fue hijo del militar coahuilense Emilio Fernández y de Sara Romo una india Kikapú, quienes lo educaron en el Colegio Militar del Ejército Mexicano donde alcanzó el grado de coronel, que lo llevó a participar en la Revolución bajo las órdenes de Adolfo de la Huerta como teniente coronel de caballería.
Posteriormente, participó en la fallida rebelión de De la Huerta contra Álvaro Obregón en 1924 y mientras Adolfo se fue a Estados Unidos, Emilio fue detenido y conducido a prisión donde permaneció 8 meses, aunque escapó al país del norte donde se empleó como lavaplatos, mozo, ayudante y luego como bailarín y extra en Hollywood, donde fue tan destacado su papel que lo contrataron para hacer de doble en escenas peligrosas.
En la segunda mitad de los años 30, el Presidente Lázaro Cárdenas del Río le otorgó la amnistía y El Indio decidió regresar a México.
En 1928, el director de arte de la Metro-Goldwyn-Mayer, Cedric Gibbons –uno de los fundadores de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas–, supervisó el diseño del premio Oscar a partir de un boceto en papel y fue como decidió crear una estatuilla tomando a Emilio como modelo, aunque para hacer una copia de su cuerpo tuvo que posar desnudo y gracias a ello se pudo erigir la estatuilla de los premios Oscar a lo mejor del cine.
A su regreso a México se ganó la vida al principio en diversos oficios hasta conseguir un papel en la película Cruz Diablo dirigida por Fernando de Fuentes, a quien posteriormente asistiría en Allá en el Rancho Grande; Después logró el papel protagónico en la cinta Janitzio.
Hacia 1941, se convirtió en director y fue como puso rodar la película Clipperton, la isla de la pasión, protagonizada por David Silva y en 1943 integró un gran equipo de actrices y actores a partir del cual logró rodar los mejores filmes de su carrera como director.
Su primera obra destacada fue Flor Silvestre donde conjugó los aspectos de fotografía de Gabriel Figueroa, el argumento de Mauricio Magdaleno y las actuaciones de Dolores del Río y Pedro Armendáriz y hasta la música del Trío Calaveras… Posteriormente dirigió su obra maestra: María Candelaria, rodada bajo la misma fórmula y con similitudes con Janitzio, que lo llevó a la cima de su carrera recibiendo el premio del Festival de Cannes.
“La perla”, es otro ejemplo del éxito avasallador de Emilio, al ser distinguida en 1947 con el premio de mejor fotografía y mención honorífica como "Mejor contribución al progreso cinematográfico" en el Festival de Venecia.
También recibió el Ariel de Plata a la mejor película, la mejor dirección, mejor actor masculino y mejor fotografía, además de haber sido premiada por la Asociación de Corresponsales Extranjeros en Hollywood y recibido un premio a la mejor fotografía en el Festival de Madrid.
Del Indio Fernández se cuentan otras obras majestuosas como Río Escondido, Pueblerina, donde Columba Domínguez, quien era su esposa, tuvo una destacada actuación al lado de Roberto Cañedo, quien se presentó en esa filmación como extra.
Con Salón México, donde abordó por primera vez la temática urbana, consiguió el premio a la mejor fotografía en el Festival de Bruselas en 1948, y le siguió La red, estelarizada por la italiana Rossana Podesta, que fue premiada en el Festival de Cannes, como la mejor historia narrada en imágenes.
Terminados los años 50 y comenzando los 60s, inició la decadencia del Indio, cuyas obras ya no encontraron la misma respuesta, en razón quizá de que gran parte de los actores de la Época de Oro se retiraron, otros murieron, y la imagen de México hacia el mundo comenzó a concebirse más poli cromática, extensa y problemática, lo que dejó de lado la apreciación siempre artística que el "Indio" vertía en sus obras que fueron siempre magistrales.
En las postrimerías de la década de 1970 protagonizó un homicidio accidental que lo llevó a la cárcel, pero fue puesto en libertad y luego de ello, sin abandonar su pasión por el cine intentó escribir nuevos guiones, pero fue objeto de campañas de descrédito que propiciaron su declive.
Emilio El Indio Fernández murió de un infarto en su Casa de Coyoacán el 6 de agosto de 1986 a los 83 años de edad, pero dejó un legado cultural invaluable, contribuyendo en gran medida al despliegue de las imágenes de México por todo el mundo.
Comments