El mundo recuerda este 18 de julio a uno de los personajes más grandes del Siglo XX, cuya obra trascendió al siglo XXI y forma parte importante de la historia moderna: Nelson Rolihlahla Mandela, quien vio la primera luz en el poblado de Mvezo, Unión de Sudáfrica, un día como hoy, 18 de julio, pero de 1918.
Llamado en su país con el sobrenombre de Madiba, un título honorífico otorgado por los ancianos del clan de Mandela; también era llamado “tata”
Fue uno de los 15 hijos de Henry Mgadla Mandela, consejero principal del Jefe Supremo de Thembuland, y tuvo la suerte de ingresar a la educación primaria en una escuela local de misioneros, hasta cursar estudios en el Colegio Universitario de Fort Hare donde obtuvo su título de Bachiller en Artes entrando en contacto con la política al conocer a Oliver Tambo.
Ambos tomaron parte en una huelga estudiantil en 1940 que supuso su expulsión del centro, por lo que se vio obligado a buscar empleo, el cual consiguió con Walter Sisulu, quien le proporcionó un trabajo en un despacho jurídico. Mandela se hizo abogado en 1942, y 2 años después ingresó en el Congreso Nacional Africano, movimiento de lucha contra la opresión de los negros sudafricanos.
Fue uno de los líderes de la Liga de la Juventud del Congreso, que llegaría a constituir el grupo dominante del Congreso, y su ideología era de un socialismo africano: nacionalista, antirracista y antiimperialista.
En 1948 llegó al poder en Sudáfrica el Partido Nacional, que institucionalizó la segregación racial creando el régimen del apartheid. Bajo la inspiración de Gandhi, el Congreso Nacional Africano propugnaba métodos de lucha no violentos, y la Liga de la Juventud presidida por Mandela organizó campañas de desobediencia civil contra las leyes segregacionistas. En 1952 Nelson pasó a presidir el Congreso en Transvaal al tiempo que dirigía a los voluntarios que desafiaban al régimen; la represión produjo 8 mil detenciones, incluyendo la de Mandela, que fue confinado en Johannesburgo, donde estableció el primer bufete de abogados negros de Sudáfrica.
En 1955, cumplidas sus condenas, reapareció en público promoviendo la aprobación de una Carta de la Libertad en la que se plasmaba la aspiración de un Estado multirracial, igualitario y democrático, una reforma agraria y una política de justicia social en el reparto de la riqueza. Sin embargo, el endurecimiento del régimen racista avanzó en 1956 con el plan del gobierno de crear 7 territorios marginales en los que confinaría a la mayoría negra. El Congreso respondió con manifestaciones y boicoteos que condujeron a la detención de sus dirigentes, y Mandela fue acusado de alta traición, juzgado y liberado por falta de pruebas en 1961.
Durante el juicio, tuvo lugar la matanza de Sharpeville, en la que la policía abrió fuego contra una multitud desarmada que protestaba contra las leyes racistas, matando a 69 manifestantes. El gobierno declaró estado de emergencia y arrestó a los líderes de la oposición negra: Mandela permaneció detenido por meses, sin juicio.
En 1961 fue elegido secretario honorario del Congreso de Acción Nacional de África, movimiento clandestino que adoptó el sabotaje como medio de lucha contra el régimen de la República Sudafricana; y se encargó de dirigir el brazo armado del Congreso Nacional Africano. Su estrategia se centró en atacar instalaciones de importancia económica o de valor simbólico, excluyendo atentar contra vidas humanas. Asimismo, visitó países africanos recaudando fondos, recibiendo instrucción militar y haciendo propaganda de la causa, hasta que fue detenido a su regreso y condenado a 5 años de cárcel. Un juicio posterior contra los dirigentes de la Lanza de la Nación le condenó a cadena perpetua en 1964.
Prisionero durante 27 años en penosas condiciones, el gobierno de Sudáfrica rechazó todas las peticiones de libertad y Mandela se convirtió en símbolo de la lucha contra el apartheid dentro y fuera del país.
En 1984 el gobierno intentó acabar con el incómodo Mandela ofreciéndole la libertad si aceptaba establecerse en uno de los territorios a los que el régimen había concedido una ficción de independencia, pero Nelson rechazó el ofrecimiento.
Finalmente, Frederik De Klerk, presidente de la República por el Partido Nacional, cedió ante la evidencia y abrió el camino para desmontar la segregación racial, liberando a Mandela en 1990 y convirtiéndole en su mejor interlocutor para el proceso de democratización. Mandela y De Klerk compartieron el Premio Nobel de la Paz en 1993.
Las elecciones de 1994 convirtieron a Mandela en el primer presidente negro de Sudáfrica y puso en marcha una política de reconciliación nacional, manteniendo a De Klerk como vicepresidente. El 20 de junio de 1999, entregó el poder a su sucesor, Thabo Mbeki, y se retiró de la política formalmente, asumiendo diversas responsabilidades de liderazgo.
En julio de 2001, Nelson Mandela recibió radioterapia por un cáncer de próstata, y 4 asños más tarde, cumplidos los 85 de vida, anunció que se retiraba de la vida pública: su salud se estaba deteriorando y quería pasar más tiempo con su familia.
Su cumpleaños 90 en 2008 se celebró en todo el país con un concierto en Hyde Park como parte de la serie de conciertos, y en julio de 2010, hizo su última aparición pública en la final de la Copa Mundial de la FIFA.
Nelson Mandela murió el 5 de diciembre de 2013, "pacíficamente" en su casa, rodeado de su familia.
Más de medio centenar de países declararon al menos un día de luto nacional y su funeral es uno de los más concurridos por parte de la comunidad internacional, a lo largo de la historia.
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