El agrandamiento de la próstata conocido como hiperplasia prostática benigna (HPB), es una afección común entre los hombres mayores. Las estadísticas indican que más de la mitad de los hombres mayores de 60 años y hasta el 90% de los hombres mayores de 80 años pueden notar signos.
El Dr. Ricardo González, urólogo del Hospital Houston Methodist, explica que "el agrandamiento de la próstata no es cáncer, ni aumenta el riesgo tumoral, sin embargo, puede representar un impacto considerable en la calidad de vida”, y advierte que “la afección puede empeorar con el tiempo y, si se permite que progrese, puede provocar complicaciones graves”.
La próstata es una glándula del tamaño de una nuez, parte del sistema reproductivo, que se encuentra en la pelvis del hombre. La posición de la próstata, justo debajo de la vejiga y alrededor de la uretra, puede afectar el flujo de orina.
La hiperplasia prostática benigna se produce cuando la próstata aumenta de tamaño. Los problemas urinarios suelen ser el resultado del agrandamiento de la glándula. "Puede obstruir el flujo de orina y causar síntomas urinarios, que van desde un chorro débil hasta un vaciado incompleto de la vejiga”, señala el doctor.
Todos los problemas urinarios son molestos e inconvenientes, pero es este último (no poder vaciar completamente la vejiga) el que puede provocar problemas graves en el futuro, como infecciones de la vejiga, cálculos en la vejiga, sangre en la orina e incluso insuficiencia renal.
Los síntomas del agrandamiento de la próstata incluyen:
- Aumento de la frecuencia de la micción - Aumento de la urgencia de orinar - Levantarse por la noche para orinar - Goteo después de orinar - Estar listo para orinar pero tardar un tiempo en hacerlo - Flujo intermitente mientras orinas
“Alrededor de los 40 a 50 años, la próstata comienza a crecer naturalmente con el tiempo”, advierte el especialista del Hospital Houston Methodist. “Hay una serie de factores que pueden aumentar la tasa de crecimiento, algunos no se pueden cambiar, pero otros sí”.
Los factores además de la edad que influyen en el agrandamiento de la próstata incluyen:
- Antecedentes familiares: tener un padre o un hermano con HPB aumenta el riesgo.
- Tener hipercolesterolemia familiar: afección hereditaria que conduce a niveles más altos de colesterol.
- Dieta: estudios muestran que la próstata crece más rápido en hombres que comen mucha carne roja, lácteos y alimentos procesados, a diferencia de verduras y pescado.
Cerciórate de informar a tu médico si tienes un familiar directo que tenga o haya tenido agrandamiento de la próstata. Tu médico puede explicarte hábitos y comportamientos que pueden ayudar a reducir tu riesgo de HPB, así como asegurarse de que se te hagan pruebas de detección de síntomas. Y si tienes hipercolesterolemia familiar, es importante que te asegures de que la afección esté bien controlada.
“La próstata es excelente para metabolizar el colesterol, por lo que cualquier cosa que aumente sus niveles, incluida la mala alimentación, hace que el crecimiento de la próstata sea más probable”, enfatiza el Dr. González.
Esto significa que todo hombre debe tomar medidas para prevenir el colesterol alto. Y en caso de presentar niveles ya altos, debemos saber qué evitar en la dieta para reducirlo. Se ha demostrado que limitar la carne roja y los lácteos ayuda a reducir el riesgo de HPB, pero otros alimentos comunes, los que contienen azúcares añadidos y carbohidratos refinados, también están relacionados con el colesterol alto.
Si notas signos de agrandamiento de la próstata, comunícaselo a tu médico de atención primaria. Un análisis de sangre, llamado prueba de PSA, es el primer paso para determinar si podrías tener HPB.
Aclara el Dr. González que “cuanto más grande es la próstata, más PSA produce. El agrandamiento de la próstata es una de las razones más comunes por las que los niveles de PSA son altos. Si los tuyos son anormales, tu médico te referirá a un urólogo para una evaluación integral”.
Si los diagnósticos revelan que la próstata está agrandada, se harán una variedad de recomendaciones, que van desde cambios en el estilo de vida hasta medicamentos, procedimientos en el consultorio o incluso cirugía, si hay una obstrucción grave.
Tratamientos para la HPB:
Medicamentos, incluidos los que relajan los músculos de la vejiga, reducen el tamaño de la próstata (inhibidores de la 5-alfa reductasa) o una combinación de ambos.
Procedimientos en el consultorio: también llamados terapias quirúrgicas mínimamente invasivas (MIST), que incluyen procedimiento de elevación uretral prostática, terapia con vapor de agua y un dispositivo de nitinol implantado temporalmente.
Cirugías: incluidas terapias de acuablación, vaporización láser y enucleación láser, así como la resección transuretral de la próstata y la prostatectomía abierta.
“La respuesta a cuál de estos tratamientos es el adecuado para cada quien radica en la gravedad del problema subyacente, tolerancia a los medicamentos y cuánta reducción de síntomas esperamos lograr”, finaliza el Dr. González.
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