El pavo se come tradicionalmente durante el transcurso de la festividad cristiana de la Navidad en Europa y América, sobre todo en la noche de Nochebuena; además, es característico del Día de Acción de Gracias en Estados Unidos y Canadá, siendo en ambos casos un sustituto del ganso.
Mientras la ingesta de pavo estaba restringida a determinadas ocasiones especiales, hoy en día se consume durante todo el año formando parte de la dieta diaria.
El pavo se conoció en Europa gracias a que los conquistadores españoles la exportaron de América al Viejo Continente.
En 1521, cuando Hernán Cortés llegó a México, los indígenas ya habían domesticado el ave que en este país se conoce actualmente como guajolote, palabra del náhuatl “buexolotl”; la denominaron pavo en razón de su semejanza con el pavo real, originario de Asia.
Según la Relación de Michoacán, cuyo autor es un fraile franciscano del siglo XVI los aztecas y los tarascos criaban muchas de estas aves y las usaban para pagar tributo a sus reyes, el rey de los tarascos alimentaba con guajolotes a los halcones y a las águilas de su zoológico; la economía de los habitantes de la sierra se basaba en el cultivo del maíz y en la cría de guajolotes.
El guajolote era también una de las presas más codiciadas por los cazadores, pues realmente ponía a prueba su habilidad.
Hacia 1531 ya se veían prosperar las primeras granjas de pavos en Europa. En muchos países de ese continente era común ver a los granjeros, acompañados de toda su familia, caminar rumbo al mercado local para llevar sus hatos de pavos de engorda.
La popularidad de esta ave como plato principal en la cena de Navidad de muchos países se debe, sin duda, a su volumen, mayor que el de cualquier otro espécimen avícola: el pavo engorda con más rapidez y a un costo menor que el ganso, por ejemplo, cuyo rendimiento en producción de carne por kilogramo de alimento consumido es el menor entre todas las aves.
Cuando la cena de Navidad era el banquete más importante del año, como ocurría hasta tiempos recientes, el pavo, cuyo peso supera los 10 kg, no tenía comparación como fuente de carne asada: el primer día podía consumirse caliente y frío los días posteriores.
Es fácil encontrar un pavo en cualquier mercado, supermercado o gran superficie, se dispensa tanto horneado listo para ser presentado en la mesa, como entero o en forma de fiambre.
Tanto fresco como congelado es apto para ser cocinado; como con la mayoría de alimentos, se prefiere el pavo fresco aunque su costo es mayor. A la hora de cocinarlo, hay diversidad de preferencias: en su variante domesticada, presenta un sabor más suave y una carne más blanda y jugosa, pero en la salvaje se conserva un sabor más característico e intenso y una carne más fibrosa.
Tras ser limpiado y vaciado, se cocina durante horas en el horno, a menudo mientras el cocinero prepara el resto de la cena. Según la receta, se rellena con otros alimentos y especias para hacerlo más sabroso o simplemente se hornea tal cual.
En algunos lugares se fríe en una sartén con aceite durante 30 o 45 minutos o en una freidora habilitada para tal menester.
En estos tiempos que se han perdido varias tradiciones y la carestía de la vida a consumir otros alimentos, muchas mesas mexicanas han prescindió del pavo navideño.
Comments