Olor de alimentos al cocinarse daña calidad del aire

Los vapores emitidos por la comida durante su cocción podrían estar afectando la calidad del aire, destaca un estudio realizado por la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA).

Los contaminantes atmosféricos emitidos por la cocina pueden representar casi una cuarta parte de los agentes llamados Compuestos Orgánicos Volátiles (COV), de origen humano, en zonas urbanas densamente pobladas, explican Investigadores del Laboratorio de Ciencias Químicas (CSL) de la NOAA.

Llegaron a esa conclusión durante su análisis centrado en 3 ciudades norteamerlcanas: Los Ángeles, Las Vegas y Boulder, donde midieron los Compuestos Orgánicos relacionados con la cocina.

El equipo había medido durante 10 años, en Estados Unidos todo tipo de COV procedentes de distintas fuentes, como vehículos, humo de incendios forestales, agricultura y productos de consumo. Sin embargo, seguían observando una clase específica de aldehídos de cadena larga que no podían explicar a partir de estas fuentes.

Los aldehídos eran especialmente elevados en el aire de los centros urbanos, y ya habían sido identificados en otro estudio como uno de los principales contaminantes emitidos por las cocinas dentro de los hogares, al porvenir de la descomposición térmica de aceites y grasas.

Tras analizar la información, encontraron que el 21% de la masa total de COV en el aire exterior de Las Vegas, ciudad que cuenta con una de las densidades de restaurantes más altas del país y tiene problemas con la calidad del aire, procedía de actividades culinarias.

El descubrimiento fue inesperado, ya que, además, reveló que el Inventario Nacional de Emisiones de Estados Unidos subestima el impacto de estos olores a comida entre 5 y 10 veces.

Matt Coggon, uno de los autores del estudio, dijo que "si se puede oler, es muy probable que esté afectando la calidad del aire", asegurando que este tipo de contaminación podría ser la mayor fuente de COV urbanos que falta tomar en cuenta en los modelos actuales de calidad de aire.

Los resultados del estudio fueron publicados en la revista Atmospheric Chemistry & Physics