Han pasado ya 17 meses del estallido de la guerra de Rusia contra Ucrania, y frente a los esfuerzos hechos por millones de ucranianos por defender de una u otra manera a su país, recibieron una bofetada, quizás involuntaria pero bofetada al fin, por parte de Stian Jenssen, jefe del gabinete del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.
Este funcionario expresó que Ucrania podría cederle territorio a Rusia para facilitar su entrada en la OTAN, cosa que las autoridades ucranianas consideraron “inaceptable.”
El vocero del Ministerio de Asuntos Exteriores ucranianos, Oleg Nikolenko, citado por la agencia Ukrinform, declaró que “un representante de la OTAN esté apoyando la narrativa de una cesión territorial es absolutamente inaceptable y respalda las posiciones de Rusia”, postura que seguramente respaldan la mayoría de los ucranianos.
Jenssen hizo su comentario durante un foro celebrado en Noruega, y al manifestar su propuesta, aclaró que “no digo que deba ser así, pero es una posible solución”, además de precisar que debe ser Ucrania la que decida “cuándo y bajo qué condiciones desea negociar”.
El dirigente de la OTAN agregó que “hay movimientos esenciales en la pregunta sobre una futura membresía de la OTAN para Ucrania. A todos les interesa que la guerra no se repita”.
Mientras esto ocurría en el plano político, autoridades ucranianas confirmaron la liberación de la ciudad de Urozhane, en Donetsk, y que sigue adelante el avance de sus tropas en esa región y en Zaporiyia.
“La ciudad fue liberada. Nuestros defensores controlan sus límites”, afirmó la viceministra de Defensa, Hanna Maliar, en un mensaje subido a Telegram, para asegurar que las operaciones de los soldados ucranianos han conseguido “restringir” avances de las tropas rusas.
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