Han pasado varios días después de que un joven armado con un rifle intentó asesinar al expresidente republicano Donald Trump durante un mitin en Pensilvania, y es hora que nadie sabe oficialmente sobre la magnitud de lesiones, porque no hubo un solo médico que ofreciera algún parte facultativo, o cuál fue el tratamiento que el candidato presidencial recibió en el hospital.
Tampoco se tiene idea alguna si existe alguna posibilidad de que haya efectos a largo plazo en su salud.
Incluso, el equipo de campaña de Trump no ha dicho una sola palabra sobre su estado de salud, y mucho menos ha dado a conocer al público reportes o expedientes médicos.
Más aún, nadie ha hablado ante los medios por parte de los médicos que lo atendieron, dejando que la información salga de Trump, familiares o amigos.
Las primeras noticias sobre el estado de salud de Trump se dieron media hora después de los disparos que obligaron al expresidente a lanzarse al suelo, del que emergió poco después con rastros sangre en la cara.
El equipo de campaña del magnate difundió un comunicado en el que señaló que estaba “bien” y “estaba siendo revisado en una instalación médica local”. A partir de ahí, prácticamente nada que informar.
La agencia de noticias AP recuerda que tras un intento de asesinato que hirió gravemente al presidente Ronald Reagan en 1981, el hospital de Washington donde fue atendido daba a conocer actualizaciones detalladas sobre su estado de salud y el tratamiento que recibía.
En cambio, no ha habido más información por parte del equipo de campaña de Trump ni de otros funcionarios sobre su estado de salud y tratamiento, desde el sábado pasado.
Trump ha acudido a la Convención Nacional Republicana con un vendaje sobre la oreja derecha.
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