A más de 100 días de que se desvaneciera en el terreno de juego después de realizar una taclead en el primer cuarto del partido contra Bengalíes de Cincinnati, Damar Hamlin fue dado de alta y seguirá jugando fútbol americano.
El golpe que derivó en un paro cardíaco del que fue sacado por los médicos antes de ser retirado en ambulancia del estadio de Cincinnati, se produjo el 2 de enero.
Después de recibir la noticia, Hamlin apareció ante los medios con un gorro de estambre y jersey de su equipo, Bills de Buffalo, y expresó que su corazón, “sigue en el partido”, y que "fue un evento que me cambió la vida, pero no es el final de mi historia”.
El defensivo de los Bills aseguró que tiene previsto "volver a la NFL”.
Hamlin, a quien los médicos fueron luz verde para jugar, participa en el inicio del programa de entrenamientos voluntarios de los Bills, mencionó que "casi me perdieron. Fue como si hubiera muerto en televisión nacional, ¿saben lo que quiero decir?”.
“Todo esto es la mayor bendición de todas, el seguir teniendo a mi gente y que mi gente me siga teniendo a mí”, añadió.
El gerente general de los Bills, Brandon Beane, dijo que el defensivo recibió el alta médica para volver a jugar y se incorporó al campamento voluntario.
Beane precisó que el visto bueno del equipo fue confirmado luego que el jugador fue examinado el viernes por un tercer y último especialista, y todos coincidieron que Hamlin puede volver a jugar sin temor a recaídas o complicaciones.
A sus 34 años, Hamlin cumplía su segunda temporada en la NFL, y pasó 10 días internado en hospitales de Cincinnati y Buffalo antes de ser dado de alta.
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