La mayor parte de las miradas tras el crimen en Teherán de Ismail Haniyeh, máximo dirigente del ala política del grupo palestino Hamás, se han dirigido a Israel y en menor medida a Estados Unidos. En el caso del gobierno judío, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, es el primer alto funcionario hebreo en pronunciarse tras lo ocurrido en Irán, y dijo que “no queremos la guerra, pero nos estamos preparando para todas las posibilidades”.
Un día después de que un ataque israelí contra Beirut, acabara también con la vida del comandante Fuad Shukr, jefe del ala militar del grupo chií Hizbulá, el ministro visitó una batería del sistema de defensa antimisiles de largo alcance ‘Arrow’, y dijo en su red social X que “hemos mostrado que la sangre de nuestra gente tiene un precio”, al tiempo que advirtió que “no hay lugar fuera del alcance de nuestras fuerzas para este fin”.
El Foro de las Familias de los Rehenes en poder de Hamás, aceptó en un comunicado que la muerte Haniyeh es para ellos “el gran logro”, pero insistió en que la guerra con Hamás solo llegará a su fin con un acuerdo de tregua que permita la liberación de los 111 plagiados que permanecen cautivos.
Señalaron que “pese a los grandes avances de las tropas en la Franja en materia de seguridad, el acuerdo propuesto por el Gobierno israelí y apoyado por el presidente Biden representa el único camino viable para asegurar su libertad, permitiendo que los vivos comiencen su rehabilitación y que los asesinados reciban un entierro adecuado”.
Israel no ha confirmado oficialmente el ataque en el que fue asesinado el líder de Hamás, pero ministros como el de Patrimonio, Amichay Eliyahu dijo en su cuenta de X que “esta es la manera correcta de limpiar el mundo de esta inmundicia. No más acuerdos imaginarios de rendición, no más misericordia para estos mortales”.
El ataque en Beirut y la muerte de Haniyeh, han hecho saltar las alarmas en la región ante las posibles respuestas tanto de Irán como de las milicias islamistas contra el Estado hebreo.
Comments