Al gobierno de Eslovaquia no le gustó lo que presentaron los organizadores de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Paris el pasado viernes sobre la "Última cena", y decidió no acudir a la fiesta de clausura.
El viceprimer ministro eslovaco, Tomas Taraba, anunció que no asistirá a la ceremonia de clausura, debido a la parodia protagonizada por un grupo de 'drag queens' durante la ceremonia de apertura.
El funcionario expuso en sus redes sociales que tenía previsto ir a la capital francesa para "representar" a su país en la clausura de los Juegos, pero que decidió no asistir tras lo que llamó "repugnante espectáculo lleno de ideología LGBTI e insultos a los símbolos del cristianismo".
El eslovaco expresó que "estos Juegos Olímpicos quedarán registrados para siempre en el mundo normal como un símbolo de la decadencia degenerada, que abusó de la belleza del deporte y lo convirtió en un teatro político progresista".
El espectáculo fue criticado por la Iglesia católica y grupos cristianos, lo que llevó a los organizadores de los Juegos a ofrecer disculpas.
"Está claro que nunca hubo intención de faltar al respeto a ningún grupo religioso. Al contrario, creo que Thomas Jolly intentó realmente celebrar la tolerancia social", aseguró Anne Descamps, directora de Comunicación de la organización de los Juegos Olímpicos, refiriéndose al director artístico de la ceremonia de apertura.
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