Gente muy especial para Francisco acudirá a su sepelio: los marginados
- bambarito59
- 25 abr
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Un grupo de personas necesitadas estará presente en las escaleras de la Basílica el sábado 26 de abril, después del funeral, para dar al Papa el último adiós antes del entierro de su féretro.
Cada una de ellas tendrá una rosa blanca en su mano.
Monseñor Ambarus, delegado del episcopado italiano para la caridad, aseguró en entrevista para Vatican News, que "también estarán presentes los reclusos que se encontrarán en la apertura de la Puerta Santa en Rebibbia. Es una decisión conmovedora".
Se trata de unas 40 personas, todas dispuestas la mañana del sábado 26 de abril en las escaleras de Santa Maria Maggiore. Los pobres, los sin techo, los presos, los transgénero, los migrantes dirán “adiós”, pero sobre todo “gracias” a un Papa que para muchos de ellos fue como un “padre”.
Ellos, los “últimos” de la sociedad, tendrán el privilegio ser los últimos en despedir a Francisco antes del entierro del féretro que tendrá lugar entre la Capilla Paulina y la Capilla Sforza de la Basílica Liberiana, según deseo del Papa, después del funeral en la Plaza de San Pedro.
La noticia fue anunciada en un comunicado de la Santa Sede, que destaca que “los pobres tienen un lugar privilegiado en el corazón de Dios”, así como “en el corazón y en la enseñanza del Santo Padre, que eligió el nombre de Francisco para no olvidarlos nunca”.
Vatican News refiere que quien proporciona los detalles a los medios vaticanos es “Don Ben”, monseñor Benoni Ambarus, secretario de la Comisión de la CEI para las Migraciones y delegado para el ámbito de la caridad, quien el 26 de diciembre estuvo al lado de Francisco en uno de los gestos más simbólicos del pontificado: la apertura de la Puerta Santa en la cárcel de Rebibbia.
Ambarus se conmueve al pensar en ese día, más aún en estos días en que todavía cuesta procesar la muerte del Papa Francisco. Su voz se quiebra durante la conversación telefónica, al explicar las razones de este gesto: «Me parece una decisión conmovedora, porque el Santo Padre Francisco es acogido por la Madre que tanto amó, y por sus amados hijos, que lo acompañarán en estos últimos pasos. Me parece algo verdaderamente hermoso...».
La idea nació tras un contacto entre Ambarus y el maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, Monseñor Diego Ravelli, para "tratar de valorizar la presencia de los pobres en los funerales o de alguna manera".
Luego, se eligió una representación de las diversas categorías de personas frágiles, pobres, incluyendo personas sin hogar, migrantes, presos o expresos, o familias pobres. Idealmente, es como si todos sus seres queridos lo acompañaran en sus últimos pasos.
En la escalinata de la Basílica Papal habrá unas 40 personas, y se espera la comunicación definitiva sobre el número y la lista de presos que recibirán autorización para participar.
También estaba presente “una pequeña representación de transexuales que conozco, que seguimos, de una pequeña comunidad de monjas que convivimos con estos transexuales”, explica Don Ben. Tienen historias muy bonitas.
Tantas “historias” de muchas personas que, entre otras cosas, han tenido la oportunidad de conocer a Francisco en estos años. Entre los presos se encuentran, por ejemplo, los de Rebibbia, pero también hay inmigrantes o personas sin hogar.
Les queda, a ellos, a quienes viven esta realidad carcelaria, una gran sensación de orfandad, porque esto es lo que oigo, esto es lo que me escriben, esto es lo que me cuentan. Se sienten huérfanos de padre, por un lado; por otro, me escribieron el otro día: «Seguiremos aferrados a esa esperanza a la que él nos invitó a aferrarnos».
Francisco fue un Papa que apoyó a los presos de manera concreta a través de contribuciones financieras.
El Santo Padre —enfatiza Ambarus— siempre ha invitado a todos a hacer algo, y él mismo lo ha hecho en persona. La mayor parte de su ayuda permanecerá en secreto, pero algunas cosas han sido comunicadas. Ciertamente, siempre ha contribuido en persona; como solía decir: la caridad pasa por la cartera, y él nunca ha retrocedido.
El prelado cita como ejemplo "uno de los primeros grandes gestos en tiempos de Covid" que fue la creación del Fondo Jesús Divino Obrero con un millón de euros a la Diócesis de Roma para ayudar a los desempleados, a los que trabajaban ilegalmente, a los precarios y a los que tenían dificultades para pagar facturas, comprar alimentos o atención médica.
“El Papa también nos dio un millón para renovar la antigua casa del clero y transformarla en apartamentos para familias pobres”.
En Roma, todo el pontificado de Bergoglio "está plagado de aportaciones en todo el mundo", sin olvidar el "gran cambio de rumbo respecto a la administración de los bienes eclesiásticos en favor de los más necesitados".
Así que estas personas necesitadas no sólo van a saludar sino también a dar las gracias... “Son los hijos quienes saludan al padre”, agregó Ambarus.
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