Estudio dtermina a qué edad empieza a envejecer el cerebro

La revista científica 'PNAS' publicó los resultados de un estudio en el que se sugiere que el cerebro humano no envejece de paulatina, sino que se produce de manera repentina en diferentes etapas de la vida.

El trabajo se desarrolló mediante un análisis de datos de imágenes cerebrales de más de 19 mil 300 personas de entre 18 y 90 años, y según los investigadores, “las redes cerebrales no solo se vuelven inestables a lo largo de la vida, sino que los cambios tienen tendencia no lineal y, aproximadamente, a partir de la cuarta década de la vida, aparecen signos consistentes de envejecimiento cerebral".

Así, el cerebro humano experimenta un rápido proceso de envejecimiento alrededor de los 44 años, y a los 67 años el proceso se vuelve más intenso hasta que por ahí de los 90 años el envejecimiento se estabiliza.

Investigaciones previas habían señalado que el proceso de envejecimiento podría estar relacionado con una disminución de la energía necesaria para transmitir mensajes neuronales en el cerebro, y ahora, los hallazgos indican que esta caída de energía comienza alrededor de los 40 años y puede estar asociada con la resistencia a la insulina.

Después de esta edad, las células cerebrales siguen funcionando, pero necesitan niveles más altos de insulina para regular el azúcar en sangre.

La profesora Mojica Parodi, supervisora principal del estudio y profesora de la universidad de Stony Brook, explica que "por esta razón, el suministro de combustible alternativo durante este período tan delicado podría ayudar a mejorar la función cerebral". Dicho combustible puede suministrarse a través de cetonas, que se han introducido en este estudio como posible agente protector. La universidad de Stony Brook expone que las cetonas son un tipo de combustible cerebral que las neuronas pueden consumir sin necesidad de insulina.

En uno de los experimentos realizados en el estudio, los investigadores estudiaron el efecto de las cetonas en comparación con la glucosa, y los resultados muestran que las cetonas han logrado estabilizar las redes cerebrales degradadas, hallazgo que podrían sentar las bases para nuevos enfoques para prevenir el deterioro cognitivo causado por el aumento de la edad, así como las enfermedades que dañan las células cerebrales, como el Alzhéimer.