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  • Laura Meléndez

Enseñan a las vacas a ir al baño para reducir contaminación por amoníaco


Aunque el amoníaco de los desechos de las vacas no contribuye al cambio climático, cuando se filtra en el suelo se convierte en óxido nitroso, el tercer gas de efecto invernadero más contaminante.

Así que, para evitar este daño indirecto, los duelos de una granja de Alemania han enseñado a las vacas a ir al baño, con el fin de evitar que se acumulen y propaguen por el suelo los residuos de sus desechos, heces y orina que combinados generan amoníaco, gas que contamina el suelo y los cursos de agua.

Cuando elamoníaco producido en los desechos de las vacas se filtra en el suelo, los microbios lo convierten en óxido nitroso, el tercer gas de efecto invernadero más importante después del metano y el dióxido de carbono.

La agricultura es la mayor fuente de emisiones de amoníaco, y la ganadería representa más de la mitad de esa contribución.

La idea es de un equipo internacional de investigadores del Instituto de Investigación de Biología de Animales de Granja en Alemania y de la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda y los detalles se publican en la revista Current Biology.

El estudio muestra que las vacas pueden ser entrenadas para ir al baño, lo que permite recoger y tratar los desechos, mantener el establo limpio, reducir la contaminación del aire y crear granjas más abiertas y respetuosas con los animales.

Jan Langbein, psicólogo animal del Instituto y autor principal del estudio, menciona que "normalmente se asume que el ganado no es capaz de controlar la defecación o la micción, pero el ganado, como muchos otros animales o animales de granja, es bastante inteligente y puede aprender mucho.

Para enseñar a los terneros a hacer sus necesidades, los investigadores idearon el entrenamiento "MooLoo" que consistía en recompensar a los terneros cuando orinaban en la letrina y conseguir que asociaran el hecho de orinar fuera de la letrina con una experiencia desagradable.

"Como castigo, primero utilizamos unos auriculares en el oído y reprodujimos un sonido muy desagradable cada vez que orinaban fuera. Pensamos que esto castigaría a los animales, no de forma demasiado aversiva, pero no les importaba. Al final, un chorrito de agua funcionó bien como disuasión suave", explica Langbein.

A las pocas semanas, los investigadores habían entrenado a 11de las terneras de la granja, que sorprendentemente mostraron un nivel de rendimiento comparable al de los niños y superior al de niños muy pequeños.

Agrega Labgbein que los investigadores saben cómo entrenar a las vacas para que hagan sus necesidades, y ahora buscan aplicar sus resultados a granjas y explotaciones ganaderas con el fin de que "en unos años todas las vacas vayan al baño" (EFE)

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