Este fin de semana arrancó en Múnich el Oktoberfest en su edición 188, evento considerado uno de los mayores festivales populares, esta vez con un importante incremento en las acciones de seguridad, ante la situación imperante en Ucrania y Gaza
El festejo se celebra en esa urbe del sur de Alemania, y fue el alcalde de esa ciudad, Múnich, Dieter Reiter, quien encabezó la inauguración oficial, abrió el primer barril de cerveza para servirle la primera jarra al primer ministro bávaro Markus Söder.
El Oktoberfest durará hasta el 6 de octubre, y se celebra en medio de los temores de un eventual atentado islamista, luego de que un yihadista mató a 3 personas en un ataque con cuchillo en un concierto al aire libre en el oeste de Alemania hace algunos días, mismo que fue seguido de otros desde entonces se han ataques frustrados.
Se espera una asistencia al festival de unos 6 millones de visitantes que se tienen que sujetarse a controles de seguridad para ingresar al recinto.
Está penado introducir cuchillos, botellas de cristal y bolsos de más de 20 por 15 centímetros. Además, se harán controles aleatorios con detectores de metales manuales, y y unos 600 policías vigilarán el evento.
Por su parte, miles de empleados municipales y de la organización del Festival, serán responsables de mantener el orden.
El Oktoberfest del año pasado registró más de 7,4 millones de litros de cerveza servidos a unos 7,2 millones de visitantes, cifra récord desde que se comenzaron a recabar datos en 1980.
Esto señala la alcaldía de Múnich, aunque se debe considerar que el año pasado el festival duró 18 días en lugar de 16.
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