Un día como hoy, 21 de agosto pero del año 1911, el cuadro más contemplado de la historia, “La Gioconda”, desapareció del museo del Louvre y permaneció sin ser localizado hasta 2 años después.
También conocida como La Mona Lisa, es una de las múltiples obras del italiano Leonardo da Vinci que fue adquirida por el rey Francisco I de Francia a principios del siglo 16, siendo propiedad del Estado Francés. Su nombre, que significa “la alegre” en castellano, deriva de la teoría más aceptada acerca de la identidad de la modelo Lisa Gherardini, esposa de Francesco Bartolomeo de Giocondo, mercader de telas que se convirtió en un funcionario público, y supuesta vecina de Leonardo. De hecho, del nombre de Lisa proviene su otro nombre: Mona, que significa “señora” en el italiano antiguo.
La pintura es un óleo sobre tabla de álamo de 77 x 53 cm pintado entre 1503 y 1519, como el ejemplo más representativo del “esfumado”, técnica característica de las pinturas de Leonardo que consiste en aumentar el grueso con varias capas de pintura muy delicadas, proporcionando a la composición contornos imprecisos y un aspecto de antigüedad y lejanía a pesar de que actualmente su colorido original es menos perceptible por el oscurecimiento de los barnices con el paso del tiempo.
La fama de esta pintura no se basa solo en la técnica empleada o su belleza, sino en los misterios de su origen que la rodean; las reproducciones realizadas en el mundo, las obras de arte inspiradas en el cuadro y las parodias existentes contribuyen a convertir a La Gioconda en el cuadro más famoso del mundo, visitado por millones de personas.
Otro episodio por el cual la obra es muy popular es porque fue robada el 21 de agosto de 1911 por el carpintero italiano Vincenzo Peruggia, empleado del museo. Resulta que un comerciante argentino llamado Eduardo Valfierno lo convenció para que robara el cuadro para venderlo en el mercado negro, por lo que ese día Vincenzo llegó al Museo del Louvre a las 7 de la mañana, vestido de gabardina blanca como las del personal del museo, descolgó el cuadro, retiró la tabla del marco y salió del lugar con la pintura escondida bajo su ropa, colocándola después en una maleta. Cuando el pintor Louis Béroud entró al salón, notó que el cuadro no estaba y avisó de inmediato a la guardia.
Algunos aseguran que los vigilantes ya habían detectado el espacio vacío horas antes, pero pensaron que había sido traslado al departamento de fotografías. La incredulidad y la indignación recorrieron el mundo del arte y sus amantes cuando salió a la luz su desaparición, por lo cual el museo cerró por una semana para efectos de investigación.
La pintura fue recuperada 2 años y 111 días después del robo cuando, el ladrón fue capturado en Florencia cuando intentaba vendérsela al anticuario Alfredo Geri, la persona que alertó a la policía; tras ser llevado a juicio, la corte lo condenó a pasar un año en prisión. Antes de regresar al museo, La Gioconda se exhibió en Florencia, Roma y Milán y hoy el cuadro es protegido por sistemas de seguridad, ambientado a temperatura estable para su preservación y revisado constantemente para prevenir su deterioro.
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