La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, viajó de inmediato a Tel Aviv para mostrar su respaldo a Israel en su conflicto con Hamás, pero si fue, lo hizo habrá hecho a título personal, porque no representa la postura del bloque.
Y es que el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, dijo en Pekín que la política exterior de la Unión Europea “la fijan el Consejo Europeo y el consejo de ministros de Exteriores”.
En rueda de prensa en la capital china donde copresidió el 12 Diálogo Estratégico entre el bloque europeo y el país asiático, precisó que la política común exterior es una política intergubernamental, no una política comunitaria”
Von der Leyen visitó Israel el viernes, y expresó su convencimiento de que la respuesta del país hebreo a los ataques de Hamás mostrará que “es una democracia”.
Esto pese la brutalidad mostrada por la aviación judía en sus bombardeos y al plazo dado a un millón de palestinos de Gaza para que abandonen el norte del enclave.
Borrell aclaró que la posición de la UE “es clara”: “Defendemos el derecho a Israel de defenderse pero como cualquier derecho tiene límites, que son los de las leyes internacionales y humanitarias”.
Borrell respondió a la pregunta de si Von der Leyen hablaba en representación de la Unión Europea en su declaración del viernes en Israel, y a la responsabilidad del bloque en las próximas acciones del gobierno israelí, al que la presidenta de la Comisión mostró su apoyo incondicional.
La Unión Europea convocará para el 17 de octubre a una cumbre de emergencia a nivel de jefes de Estado y Gobierno del bloque, para abordar la nueva crisis en Oriente Medio y los desafíos que plantea a la seguridad europea.
Así lo comunicó el sábado el jefe del Consejo Europeo, Charles Michel, en una carta de invitación al encuentro que se realizará en formato de videoconferencia. En ella, se destaca la importancia de "elaborar una postura común y establecer un claro curso de acción que aborde la complejidad de la situación".
También se discutirán las consecuencias de seguridad para los países del bloque, pues consideran que el conflicto puede "agravar tensiones entre comunidades y fomentar el extremismo", así como desencadenar una nueva ola de migración hacia Europa.
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